Por Eva Gracia
El adjetivo contemporáneo funciona como un amplio paraguas bajo el cual todo lo acontecido durante el siglo XX tiene cabida. Y, en el caso del arte, sucede lo mismo. Nos referimos al arte contemporáneo cuando hablamos de las tendencias y estilos artísticos que cobraron especial protagonismo en las distintas décadas del siglo pasado. Y cuya impronta sigue sintiéndose hoy.
Porque las vanguardias, el arte pop, el postmodernismo y un largo etcétera fueron configurando, con sus esquemas, los principios del arte actual, ese que Cervezas Alhambra apoya con pasión a través de su plataforma Creación de Autor, así como en todo tipo de iniciativas artísticas a nivel nacional.
Pero toda historia tiene un comienzo. ¿Cómo surgió el arte contemporáneo? Allá vamos.
Arte a la vanguardia
Los primeros atisbos del arte contemporáneo se remontan a las últimas décadas del siglo XIX, cuando los artistas comenzaron a cuestionarse los principios establecidos. Y aquello se aceleró con la entrada del convulso siglo XX. La inestabilidad característica de comienzos del siglo pasado devino en la Primera Guerra Mundial y, en el periodo de entreguerras, en un fecundo tiempo para el arte y la ciencia.
Fue entonces cuando comenzaron a surgir las distintas vanguardias artísticas, al calor de un periodo de optimismo y creatividad, los llamados ‘felices años 20’, cuyo ambiente y espíritu tan bien retratan películas como ‘Medianoche en París’, del cineasta Woody Allen.
Aquellas primeras vanguardias, llamadas también vanguardias históricas, fueron los denominados ‘ismos’, que dieron a la cultura europea un baño de creatividad, de novedad y de cambio.
Porque, aunque las distintas vanguardias se caracterizaban por principios y puntos de partida diferentes, sí compartían algo: la ruptura con los distintos modelos de belleza y de valor artístico establecidos hasta entonces.
Las vanguardias de comienzos del siglo XX
Para conocer bien cómo surgió el arte contemporáneo y las vanguardias del siglo XX tenemos que viajar hasta el final del siglo XIX, pues el impresionismo y el postimpresionismo establecieron las bases de todos los movimientos artísticos que habrían de venir después, con aquella primera pintura que se alejaba de la representación fidedigna de la realidad y que apostaba por una visión diferente, más artística, más moderna.
Las vanguardias que comenzaron a definir el arte contemporáneo se caracterizaron, además, por dar forma a un grupo. Un conjunto de artistas que, en una suerte de hermandad, firmaron su propio manifiesto y se lo mostraron al mundo a través de sus inconformistas lienzos y de sus pinceles que siempre apuntaban al futuro.
Aquellas vanguardias cambiaron los esquemas del arte y configuraron un nuevo mapa artístico, así como un nuevo ojo crítico y una nueva mirada, la mirada contemporánea. Y aquellas tendencias fueron algo así como hermanas de la misma familia.
El surrealismo
Los sueños y el subconsciente se apoderaron de las mentes de los artistas que dieron forma y sentido a esta tendencia, como los españoles Salvador Dalí o Joan Miró. Ellos dibujaron un mundo onírico, plagado de increíbles referencias y de guiños a sus miedos y pasiones más internos. Hoy, sus obras se admiran en museos como el Reina Sofía de Madrid o el MoMA de Nueva York. Y tienen, casi un siglo después, la bella capacidad de hacernos soñar despiertos.
El cubismo
El cubismo fue, quizá, la vanguardia con más matices. Primero, atravesó una fase en la que los artistas descomponían la realidad en formas geométricas; luego, quiso plasmar en dos dimensiones los múltiples puntos de vista de cada objeto, y lo hizo apoyándose en líneas rectas y el juego con distintos materiales, jugando con el collage, esa disciplina que hoy desarrollan tantas mujeres artistas.
De nuevo, artistas españoles fueron la punta de lanza de esta corriente de arte contemporáneo. De Picasso al escultor Pablo Gargallo, las aristas que ellos dibujaron y esculpieron siguen hoy admirándose desde mil perspectivas.
El arte abstracto
Dar un nuevo papel al lienzo y transformarlo en un rincón para plasmar las pulsiones más internas, aquellas que poco tienen que ver con las figuras ordinarias.
Eso es lo que logró el arte abstracto o no figurativo, caracterizado por no representar formas conocidas —no hay lugar para los seres humanos o los bodegones de objetos en esta corriente —, sino todo lo contrario.
Formas que no significan nada y que pueden significarlo todo. Cada persona que observa un cuadro lo interpreta de un modo u otro. Y para comprenderlo no hace falta mucho más que sensibilidad y aprender a dejar de mirar para empezar a ver.
El expresionismo
Esta vanguardia es pura emoción. Pintura que nos habla desde las entrañas. Arte que nos llega al estómago, que cuenta los sentimientos de una forma veraz y voraz. Expresión cargada de simbolismo, de trazos fuertes, de colores potentes, de rabia, a veces; de sueños, en otras ocasiones.
El expresionismo fue esencial en el desarrollo artístico del siglo XX, con grupos como el llamado El jinete azul reuniendo a significativos artistas y con obras, como ‘El grito’, de Munch, grabadas para siempre en nuestra memoria colectiva.
El fauvismo
Una de las vanguardias menos rompedoras si la miramos con los ojos del presente, pero si la observamos con los de la época en la que nació, la sensación cambia. Pintores como Henri Matisse o George Braque formaron parte del fauvismo, que dejaba de lado los colores naturalistas en pro de unos tonos más vibrantes y enérgicos, al tiempo que se apoderaba del trazo grueso.
Estas vanguardias, junto a otras quizá menos recordadas, como el dadaísmo o el futurismo, supusieron un cambio total del paradigma artístico a comienzos del pasado siglo. Y aún hoy, su huella se sigue sintiendo, incluso cuando oímos aquello de “en el arte ya está todo inventado” pensamos que, quizá, es porque ya lo hicieron los artistas de las primeras vanguardias.
El arte contemporáneo tras la Segunda Guerra Mundial
El arte contemporáneo, como el resto de disciplinas y facetas de la sociedad, quedó eminentemente paralizado con el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Pero después resurgió, salió a la superficie con fuerza y con energías renovadas. Fue así como surgieron las segundas vanguardias: el expresionismo abstracto americano o el arte minimalista. La creación artística pasó a ser un objeto de consumo y el coleccionismo se disparó. Y en ese contexto, mentes y pinceles como los de Andy Warhol comenzaron a brillar.
El pop art
Las consideradas artes menores, como el cómic, la ilustración o el diseño gráfico dejaron de serlo y pasaron a convertirse en objetos de culto y de masas. El arte pasó a ser pop y comenzó a llamarse pop art. Y Andy Warhol se convirtió en una estrella como las de rock; incluso ilustró portadas de los discos de algunas de ellas: diseñó el célebre plátano que decoró el no menos recordado álbum de The Velvet Underground.
Quizá esta corriente sea una de las que ha acumulado mayor trascendencia, pues sus ecos se escuchan aún hoy en otras disciplinas, como la fotografía. Solo hay que contemplar la serie que Piepaolo Ferrari disparó para la plataforma Creación de Autor de Cervezas Alhambra para comprobarlo: son pura reminiscencia pop.
El arte contemporáneo más contemporáneo
Todo se aceleró a partir de los años 60 del siglo XX —en el arte y fuera de él—. Las corrientes artísticas comenzaron a sucederse; el arte se mezcló con la tecnología, la calle se convirtió en un lienzo…
Y el concepto de arte contemporáneo puede resultar escaso para abarcar tal magnitud de creatividad. Sin embargo, sigue haciéndolo; sigue ayudándonos a etiquetar las expresiones artísticas de nuestro tiempo, como muestra la Feria Arco, de Arte Contemporáneo, en la que Cervezas Alhambra participa anualmente con su Premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente. En esa cita, lo más granado del arte actual muestra su saber hacer y sus novedades. Y deja boquiabiertos a los asistentes.
Categorizar el arte contemporáneo del siglo XXI resulta crucial para poder comprenderlo y disfrutar de su variedad. Porque en esta supracategoría podemos incluir el hiperrealismo, ese que pone en práctica el artista Juan Martín Villate, pero también el arte callejero, ese que artistas como Bansky se encargan de transformar en significativas obras de arte. O colectivos como Boa Mistura, que, a través de acciones como la que realizaron en La Térmica, dan un nuevo concepto al espacio público como punto de creación artística.
Si observamos el devenir del arte en un siglo, podemos afirmar con certeza que de cómo surgió el arte contemporáneo a cuál es su presente muestran claras diferencias, lo que nos puede llevar a plantearnos hasta cuándo el arte contemporáneo será contemporáneo. Las tesis y teorías podrán variar, pero lo cierto es que lo será mientras siga representando las pulsiones y sentimientos de la sociedad. De la vanguardia al grafitti, el arte contemporáneo parece no tener fin.
Imágenes
Cervezas Alhambra
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Edgar Chaparro, Ioana Cristiana, Steve Johnson, Antenna, Julie Kwak