Siete años de impulso a la artesanía y al arte contemporáneo avalan a esta iniciativa de Cervezas Alhambra, que este año regresa a ARCOmadrid con las obras de cinco artistas aspirantes al premio.
Por Esther Morales
Poner la vista en Granada y La Alhambra para inspirar una sección que, año tras año, celebra la buena salud de la artesanía en la feria de arte contemporáneo más prestigiosa de Madrid. ¿Su objetivo? Poner en valor la creación sin prisa y crear nexos de unión entre artistas emergentes y los Maestros del Tiempo que atesoran el secreto de la ciudad andaluza.
Febrero es sinónimo de arte y vanguardia desde ARCOmadrid, pero también de la cita ineludible de la feria con la artesanía contemporánea: el VII Premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente. Cinco artistas se preparan para exponer allí sus obras inéditas, del 22 al 26 de febrero, y conquistar al jurado de expertos que les otorgará el galardón.
Pero más allá de los aplausos y el reconocimiento se encuentra el valor de una experiencia única, que cada año permite a los artistas investigar sobre el legado de Granada en colaboración con diferentes artesanos. Vidrio, yeso, arcilla o encaje de bolillos muestran su versión más actualizada y artística gracias a esta cita, que es ya todo un referente en la agenda cultural española.
Una conexión natural entre lo tradicional y lo emergente
Pablo Capitán del Río, Cristina Garrido, Irene Grau, Almudena Lobera y Alberto Odériz son los nombres de los cinco artistas que este año aspiran a alzarse con el VII Premio Cervezas Alhambra de Arte Emergente. Todos, grandes promesas del arte que han prestado su visión más contemporánea a piezas que han tomado vida con procesos artesanales.
Y lo han hecho acompañados por quienes mejor entienden la esencia de Granada. Es decir, cinco artesanos expertos en sus respectivos campos de creación y referentes de la filosofía de creación sin prisa, acorde con los valores de Cervezas Alhambra. Y es que más que un reconocimiento, el Premio se ha convertido hoy en una plataforma de unión de nuevos lenguajes con herramientas y técnicas tradicionales que no deben caer en el olvido.
Exactamente como lleva haciendo Cervezas Alhambra con sus procesos de elaboración que, tras casi cien años de historia, demuestran que todo lo que merece la pena requiere su tiempo. Incluso, cuando se saborea y se percibe desde un prisma contemporáneo.
El artista premiado y sus compañeros de esta edición pasarán a formar parte de la familia de talento emergente que Cervezas Alhambra lleva desarrollando desde hace siete años. Así son los trabajos que presentan los cinco creadores en esta edición de ARCOmadrid y así es su personal imaginario en torno a Granada y La Alhambra.
Si se pareciera a algo, ya no sería el todo, de Alberto Odériz
Con el sugerente título Si se pareciera a algo, ya no sería del todo, la obra de Alberto Odériz resultó la ganadora de esta edición del premio. Miguel y Javier Muñoz, de Escayolas Muñoz, han colaborado con Alberto Odéiz para acercarse a las herramientas abstractas de La Alhambra. Su punto de partida es la relación entre lo natural y lo artificial del palacio, que ha inspirado una serie de esculturas que nacen de la abstracción nazarí y sus reglas. Así, el artista propone un nuevo lenguaje a través de este conjunto de piezas, cuyas posibilidades de combinación son múltiples.
Glauca, de Pablo Capitán del Río
El trabajo del vidrio es el nexo que ha unido al artista Pablo Capitán del Río con la artesana Sara Sorribes. En su pieza, el creador pone en contraposición el vidrio de Castril con la magnetita, que se extrae de la Sierra de Baza y Sierra Nevada. Son dos fuerzas opuestas que se atraen y se repelen al mismo tiempo, creando atractivas formas sobre una estructura sólida de hierro.
Recuerdo de La Alhambra, de Cristina Garrido
El Maestro del Tiempo Julio Jiménez García, de Artesanía Nazarí, ha sido el encargado de acompañar a Cristina Garrido en su largo proceso de investigación. La artista ha querido aproximarse a los estudios de fotografía moriscos abiertos en las ciudades monumentales españolas, desde finales del siglo XIX hasta los tiempos de la Guerra Civil. Para ello, propone una experiencia a través de una instalación repleta de elementos ornamentales tradicionales, con un croma a modo de photocall portátil.
Todas las formas, de Irene Grau
La arcilla roja es la protagonista de esta pieza, en la que Irene Grau ha colaborado con Juan Carlos Iñesta, de Domanises. La artista se ha centrado en explorar cada elemento oculto de La Alhambra y de la voz árabe que le dio nombre en su momento, ‘al-Hamra’, que se traduce como ‘la roja’, en referencia a la arcilla prensada de sus muros. En la obra de Grau, la arcilla toma forma de canalizaciones cerámicas que conducen el agua y se deposita -en forma de polvo- sobre las láminas modeladas por la artista.
Tempo de exposición, de Almudena Lobera
El punto textil de la exposición de este año llega de manos de Almudena Lobera, que ha trabajado la técnica del encaje de bolillos junto a la artesana Raquel Marí Adsuar, de Bolillotuber. A través del patrón del hilo y la madera, la artista desarrolla una celosía que representa la percepción visual real. Pero, al mismo tiempo, reproduce el diafragma de una cámara fotográfica que se refiere a los mecanismos de la documentación. Asimismo, la artista también ha querido hacer hincapié en el sonido del trabajo con los bolillos en una mezcla de grabaciones donde también están presentes las fuentes de La Alhambra.
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