image image

¿Eres mayor de edad?

Está a punto de entrar a un sitio web titularidad de Mahou San Miguel cuyo contenido se dirige únicamente a mayores de edad. Para asegurarnos de que sólo es visible para estos usuarios hemos incorporado el filtro de edad, que usted debe responder verazmente. Su funcionamiento es posible gracias a la utilización de cookies técnicas que resultan estrictamente necesarias y que serán eliminadas cuando salga de esta web.

Selecciona un país

clear
El día que Japón se enamoró del flamenco El día que Japón se enamoró del flamenco

Música

El día que Japón se enamoró del flamenco

arrow_back Blog

A España y Japón les separan 15.000 kilómetros y universos de maneras, usos y costumbres, pero les unen el amor por la tradición, el interés por el patrimonio cultural y, por supuesto, la pasión por el flamenco.

Por Cervezas Alhambra

De hecho, en el país del sol naciente existen más de 3.000 academias y tablaos y el gobierno japonés financia, a través de la Agencia de Cultura, a los cerca de 100.000 alumnos que cada curso asisten a las escuelas de flamenco.

El origen del proverbial arrebato de los japoneses por este arte ha sido analizado con lupa y los expertos determinan que el flechazo surgió a finales de los años 20, más concretamente en 1929, cuando los nipones asistieron al estreno del espectáculo ‘El Amor Brujo’, protagonizado por la bailaora Antonia Mercé, La Argentina. Una representación que contó con la colaboración del propio Manuel de Falla y que ya había alcanzado el éxito en París.

La relación se fortalecería con la llegada, en 1933, de la gira del guitarrista flamenco Carlos Montoya a tierras asiáticas. El maestro llegó a rechazar un puesto de profesor de guitarra en la Universidad de Tokio, pero accedió a que los responsables de la institución académica, devotos de las seis cuerdas, grabaran una película que recogía sus métodos de ejecución para emplearla como herramienta formativa.

A finales de los años 50 Japón afrontó un ciclo de bonanza económica que contribuyó al arraigo del flamenco en el país. Superada la etapa gris de la segunda guerra mundial, la cultura volvió a florecer. Con el país a pleno rendimiento industrial, se dieron las condiciones idóneas para que artistas de la talla de Antonio Gades, Luisillo, Merche Esmeralda o Paco de Lucía visitaran, ya en la década de los 60, los teatros nipones para enamorar definitivamente a una sociedad ancestralmente marcada por la contención emocional.

La puntilla llegó en 1963 con el estreno de la película ‘Los Tarantos’, la adaptación de Romeo y Julieta a la cultura gitana, que gozó de una calurosa acogida en el país.

El flamenco ha calado más entre las mujeres japonesas que entre los hombres. Mientras ellos sufren la presión social de la necesidad de éxito, ellas se entregan al cante, al toque y al baile. La mayor parte de los hombres se decanta por la práctica deportiva, mucho más competitiva, pero las mujeres prefieren acercarse a las disciplinas artísticas, sobre todo la danza. Pero las japonesas no sólo bailan, también acuden regularmente a espectáculos de flamenco en vivo.

Esta pasión por el duende explica que el Instituto Cervantes de Tokio sea el mayor de todo el mundo o que en la capital nipona se edite desde hace más de tres décadas la revista Paseo Flamenco, una publicación con una tirada de más de 10.000 ejemplares mensuales.

Tamaña devoción por el flamenco no podía por menos que dar lugar a una cantera propia de artistas, entre los que destacan figuras consagradas como la del bailaor Shoji Kojima, ‘El japonés gitano’, quien se instaló en Madrid en 1966 para empaparse del arte. En 1968 recibió el reconocimiento por parte del cantaor Rafael Farina y en 1973 fue invitado a bailar en el Alcázar de Sevilla. En 2011, su compañía, Ballet Shoji Kojima Flamenco, fue invitada a participar en el XV Festival de Jerez.

X
image image

Yoko Komatsubara es considerada la gran dama del flamenco japonés. Ha girado, junto a su compañía de danza, durante medio siglo, llevando el baile jondo a todos los rincones del planeta. Hija de un profesor de música tradicional nipona, cayó rendida al flamenco tras asistir a una actuación de Pilar López en su Tokio natal, allá por 1960. A partir de ese momento se sintió cautivada por el duende y viajó a España para formarse como bailaora. En 1969 crearía la Compañía del Ballet Español, con la que ha logrado repercusión mundial.

X
image image

Dentro del capítulo del cante, la referencia por derecho propio en Japón es la de Yuko Imaeda. La cantaora japonesa, quien con su arte ha logrado vencer la resistencia de los puristas más intransigentes, grabó su primer disco en solitario, ‘Vamos’, en Jerez de la Frontera, convirtiéndose en la primera artista no española en grabar un trabajo completo de flamenco en España. Este larga duración, fechado en 2014, contó con José Gálvez a la dirección musical y con la colaboración de diferentes artistas españoles.

X
image image

En 1991 se creó la Asociación Nipona de Flamenco, ANIF, con sede en Tokio, institución dirigida a la promoción de este arte por todo Japón. Desde la misma fecha de su constitución ofrece a los artistas locales un escenario desde el que mostrar su arte en el Festival Flamenco Renaissance 21. Ademas, desde 2002, también organiza el Festival Aniferia, evento de gran repercusión en el país y en el que únicamente actúan los artistas más relevantes.

Pese a todo, los japoneses siguen teniendo una imagen tópica de lo español, tal y como se confirma en la Villa Española de Shima, un parque temático abierto en 1994, visitado por más de un millón y medio de visitantes anuales y en el que las compañías de flamenco niponas actúan durante meses.

Las instalaciones, ubicadas en Shima, prefectura de Mie, cuentan, entre muchas otras, con réplicas de La Cibeles, el Parque Güell o las Cuevas de Altamira, y tratan de reflejar la idiosincrasia española cayendo, inevitablemente, en el tipismo. Equipado con 28 atracciones -con nombres tan sugerentes como Plaza Colón, Carabela Santa María Gran Montserrat o Carrusel Gaudí-, 23 establecimientos de hostelería y 19 tiendas, el parque recrea las calles de un pueblo andaluz y en sus pantallas gigantes se proyectan documentales como ‘Viva la Blanca Paloma’. Cada jornada, los personajes del parque desfilan a ritmo de sevillanas al más puro estilo Disney y los empleados visten de pseudo flamencas y toreros.

  • El día que Japón se enamoró del flamenco
  • El día que Japón se enamoró del flamenco
  • El día que Japón se enamoró del flamenco
  • El día que Japón se enamoró del flamenco

Imágenes

unsplash/@matheo_jbt, unsplash/@dolodol, unsplash/@trime, unsplash/@manucosen, unsplash/@dolodol

Compartir