Sus pelucas, su expresión facial, su ropa, sus gustos, sus frases, su obra, su manera de entender el mundo… Todo en Andy Warhol era considerado arte.
Por Raúl RearMachine
El pasado 22 de febrero se cumplieron 35 años del fallecimiento de uno de los más rutilantes iconos pop de la historia. Nacido en Pittsburgh, Pennsylvania, su luz se apagó a los 58 años de edad en Nueva York, no sin antes haber conseguido volar por los aires el concepto de universal de vanguardia. Su faceta como artista plástico es de todos conocida e incluso su papel como cineasta ha gozado de cierta trascendencia, pero, ¿qué hay de la música? Su conexión con The Velvet Underground y con Nico constituye el capítulo más célebre de este apartado, pero ¿qué hay de la portada que diseñó para un disco de Miguel Bosé? ¿Cómo se fraguó la idea del videoclip “uncensored” que rodó para The Cars? Trataremos de responder a estas y otras preguntas en nuestro pequeño homenaje al rey de las serigrafías seriadas.
Una de las primeras tomas de contacto de Andrew Warhola, nombre oficial que constaba en los registros, con el mundo de la música se materializó a través del diseño gráfico de portadas. Realizó, entre 1949 y 1987, más de 60 cubiertas para vinilos de diferentes artistas y géneros. John Lennon, Aretha Franklin, Paul Anka, Liza Minnelli, Diana Ross, Count Basie, Billy Squier y, por supuesto, The Velvet Underground, forman parte de este selecto grupo de elegidos. La mítica portada del ‘Sticky Fingers’ de The Rolling Stones, que incluía una cremallera real con posibilidad de abrirse y cerrarse, fue uno de sus trabajos más celebrados y, contrariamente a lo que se rumoreó, la pelvis que se muestra, adecuadamente vestida con unos jeans, no es la de Mick Jagger sino la de Joe Dallessandro, un modelo habitual en la carrera de Warhol. En 1983, gracias a la intermediación de Bianca Jagger, diseñó la portada del álbum ‘Made In Spain’, para Miguél Bosé. En varias ocasiones, el artista hispano-italiano-panameño ha rememorado los momentos en los que ambos charlaron sobre discos y ha recordado que Warhol coleccionaba vinilos de Vicente Fernández, Raphael, Lola Beltrán o Menudo. Trabajos que el artista estadounidense catalogaba curiosamente como “música étnica”.
El epicentro de la frenética actividad warholiana se localizó en The Factory, un taller inicialmente ubicado en la quinta planta del número 231 de la calle 47, en Manhattan, pero que posteriormente se mudó a la sexta planta del 66 de Union Square Oeste. El local se transformó rápidamente en punto de encuentro obligado para todo aquel que aspirase a formar parte de la modernidad neoyorquina, personajes underground, bohemios y, por supuesto, músicos. No era raro ver por allí a Lou Reed, John Cale, Nico, Bob Dylan, Mick Jagger, Brian Jones, David Bowie, Jim Morrison… The Velvet Underground solía tocar en las fiestas del estudio y Nico llegó a escribir un libro sobre su experiencia en aquel lugar titulado ‘Factory Girl’.
La leyenda dice que Warhol conoció a los integrantes de The Velvet Underground en un local del Village llamado Café Bizarre. Corría el año 1965 y Barbara Rubin y Gerard Malanga, cineastas y amigos de Warhol, le convencieron para ir a ver a aquella banda nueva. La actuación no fue del agrado del público ni del responsable de local, quien los despidió fulminantemente, pero Warhol quedó absolutamente fascinado por su música. Rápidamente se ofreció a ser su mánager, oferta que aceptaron sin pensarlo dos veces. De esta sencilla manera el grupo pasó, de la noche a la mañana, a destacar como un referente dentro del mundo del arte de vanguardia.
Pero Warhol quería más, perseguía el estrellato. Lou Reed, John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker comenzaron grabando bandas sonoras para sus películas y participando en jam sessions filmadas dentro de The Factory. Más adelante, The Velvet Underground pasó a formar parte fundamental de los espectáculos de artes escénicas y técnicas mixtas Exploding Plastic Inevitable, performances de atmósfera misteriosa que incluían proyecciones de películas en pantallas múltiples, juegos de luces y bailarines.
En la primavera de 1966, Warhol produjo y costeó íntegramente el primer álbum de The Velvet Underground. Convenció a la supermodelo alemana Nico para que se les sumara como cantante, reforzando de esta manera la presencia visual del conjunto. Dio a la banda libertad artística absoluta para grabar lo que quisiera y animó a Lou Reed a escribir sus propias canciones. El disco se grabó en dos días, Verve Records firmó con la banda y se ocupó de las remezclas, y la icónica portada del plátano atrajo la atención de todo el mundo. Warhol confiaba en que su artefacto funcionara con precisión, pero no alcanzó el éxito esperado. El desencanto se instaló en la relación entre ambas partes y la banda consideró que la sobresaturada agenda de Warhol no le permitía dedicarle el tiempo que necesitaba. Surgieron rumores de que el artista metido a mánager había rechazado ofertas para realizar una gira por Europa y que también desestimó que el grupo participara en una secuencia de la película de Michaelangelo Antonioni Blow Up, papel que finalmente se llevó The Yardbirds. La tensión provocó que la banda sustituyera a Warhol por Steve Sesnick en 1967. Curiosamente, una primera impresión de aquel primer disco, en su versión original mono, puede alcanzar hoy los 3.000 dólares en el mercado.
A pesar de este revés, Warhol nunca perdió el interés por la música y, en 1984, sólo tres años antes de decirnos adiós, sorprendió al mundo dirigiendo y participando en un vídeo de The Cars, banda de synthpop de vanguardia cuyo líder, Rick Ocasek, siempre citó a The Velvet Underground como una de sus máximas influencias. El tema elegido fue ‘Hello Again’, de su álbum ‘Heartbeat City’, y se realizaron dos versiones del vídeo: una censurada, la que se promocionó a través de la MTV, y otra más extensa, sin censurar, mucho más acorde con la estética festiva y sensual propia de Warhol. Además de una jovencísima Gina Gershon, en el clip aparece el propio Andy ejerciendo de bartender y sirviendo unas cervezas a los miembros de la banda. Una auténtica celebridad con un legado que sigue siendo vanguardia y cuyo nombre continúa surgiendo en cada gran cita que pone en valor el arte emergente. Una rockstar de pleno derecho que jamás tocó un instrumento ni cantó sobre un escenario.
IMÁGENES | UNSPLASH
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