El hygge es mucho más que una moda que llega desde los países nórdicos. Es aprender a disfrutar de pequeños momentos en el presente rodeados de buena compañía y de un espacio acogedor.
Por Nerea Campos
Cuidar del ambiente que nos rodea es cuidar de nosotros mismos y de las personas con las que compartimos una casa. El hogar es algo que se va construyendo con el tiempo, con las costumbres por las que dejamos las llaves siempre en el mismo lugar o nos regalamos el desayuno tranquilo del fin de semana. Son esos pequeños movimientos que van creando la cartografía de nuestros pasos.
En ocasiones, la inspiración para hacer que un espacio se sienta como propio no procede únicamente del mobiliario o de su distribución, ni de las plantas o de la luz. A veces, simplemente viene de una intención: la de crear una velada agradable en casa con amigos, con compañeros o con nuestra pareja. Encender una vela o varias, preparar una comida rica o un postre y disfrutar de una Alhambra Reserva 1925 en buena compañía.
Esta sensación de bienestar en casa es lo que los daneses han denominado como hygge. Aunque puede vivirse esta sensación de muchas maneras, una de las más reconocidas es ese momento de confianza con los amigos en un espacio que se siente como hogar. En Noruega, por su parte, esta manera de estar en comunidad recibe el nombre de koselig, es como su propia versión.
A través de varios libros podemos conocer mejor el término, las sensaciones que describen y cómo hacer que nuestro hogar sea una fuente de felicidad y confort.
Libros que tratan el concepto de bienestar de hygge
Los daneses llevan mucho tiempo llenando sus vidas diarias de hygge, pues no por casualidad se dice que Dinamarca es uno de los países más felices del mundo, según el Informe Mundial de la Felicidad. Tratan de que cada día haya pequeños momentos en los que experimentan sensaciones agradables, con placeres sencillos como una distribución bonita y agradable del hogar, una cena íntima con amigos o estar en el sofá con una manta durante una tarde en la que apetece refugiarse del frío.
Algunas claves de todo esto se encuentran en el libro Hygge. La felicidad de las pequeñas cosas, de Meik Wiking, quien precisamente fundó el Instituto de Investigación sobre la Felicidad. A partir de varios capítulos acapara la atención sobre un determinado aspecto que hace que la vida de los daneses sea bastante cómoda y agradable.
Por ejemplo, tienen muy en cuenta la luz: no solo la que entra naturalmente en casa, sino también la que podemos crear en nuestras habitaciones con lámparas. Bombillas o velas que producen luces cálidas, que no resultan molestas, ayudan a crear un buen ambiente.
También se fijan en la ropa, que sea cómoda y tenga colores apacibles; en que la comida esté rica y esté servida en una mesa con una decoración sencilla, pero encantadora; en la disposición de muebles y en disfrutar del momento que se está viviendo.
En Lykke. En busca de la gente más feliz del mundo el mismo autor vuelve a su Dinamarca natal, desde la que hace un viaje por el mundo para descubrir el secreto de la gente que también es feliz en otras partes del mundo. Entre anécdotas y curiosidades nos muestra el camino que han recorrido personas felices de todo el planeta.
Aunque no todo son ensayos sobre el hygge, pues también hay novelas, como Hygge and kisses de Clara Christensen que nos transportan a este tipo de ambientes gustosos. Está escrita para ser leída con calma, idealmente durante un domingo de lluvia que no haya que salir de casa, para introducirse en Aalborg, una ciudad al norte de Dinamarca.
Koselig: la felicidad al estilo noruego
Esta es la palabra que las personas de Noruega utilizan para referirse a esos momentos agradables y confortables que pasamos en la intimidad del hogar, solos o en compañía de gente querida. No difiere mucho del concepto de sus vecinos daneses, pero añade matices de calma y de bienestar con lo que se tiene cerca.
En Dos novelitas nórdicas (Ed. Mr Griffin) la autora, Ana Flecha, escritora y traductora del inglés, francés y noruego al castellano, nos acerca al universo noruego a través de dos historias en las que podemos entrever el concepto de koselig.
En Historia de Ø nos habla de una pequeñísima isla noruega que está abocada a la desaparición por culpa del cambio climático, cuyos habitantes tratan de mantener viva la memoria del que todavía es su hogar. En Mancha narra la experiencia de una profesora de español a un pueblo del país en el que se encontrará con nativos noruegos y con otros extranjeros, con quienes crearán una pequeña comunidad.
La autora nos describe el concepto de koselig: “es una de esas palabras que según los noruegos son intraducibles. Puede que sea cierto, porque la traducción literal sería acogedor, pero ¿quién entraría en una casa diciendo «¡oh, qué acogedor!» sin parecer un personaje de una película doblada? Además, koselig puede aplicarse a lugares, pero también a personas, a objetos y situaciones (...). Podría traducirse de manera aproximada como disfrutar del momento especialmente en compañía de seres queridos, normalmente con comida rica en calorías. Ahí es nada”.
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