Creadores - Artesanía
Koral Antolín: “Soy una artista multidisciplinar, pero, desde hace unos años, mi foco está en el arte textil y en la creación de contenido”
Recibe a El Mirador en su taller de Madrid para hablarnos de sus inicios como artista textil, creadora de contenido y, en definitiva, perfil multidisciplinar con mucho que aportar a la escena actual.
Hablar de Koral Antolín (Madrid, 1989) es hacerlo de una artista multifacética, que abandera la importancia de dominar los procesos como el camino para jugar y distorsionar la ciencia que se oculta tras el trabajo de un artesano. Un continuo viaje que busca poner la técnica al servicio de una emoción, de experimentar hasta encontrar aquella textura que permita transmitir el cuerpo femenino, el movimiento y los cruces de caminos como símbolo de las decisiones que se toman a lo largo de la vida, a través del diálogo entre una serie de hilos anclados en una sencilla tela.
Centrada en los últimos años en el arte textil, en 2018 fundó junto a su madre y su hermana Studio fi, un lugar en el que ha logrado aunar su pasión por la artesanía, la técnica y una expresión artística lineal cimentada en los fundamentos del dibujo.
No es fácil seguir el ritmo de una artista que mientras finaliza la entrega de un proyecto que llevará sus obras al sur peninsular y una “colección propia, que me permita abrir camino para interioristas y arquitectos, que son mis clientes”, también desarrolla su faceta como creadora de contenido. A ello se suma su deseo de exponer su trabajo en una galería, porque “cuando tenga una pequeña colección, si veo que tiene un poco de sentido en conjunto, sí que me gustaría crear una pequeña exposición individual o colectiva”.
Imagen: Koral Antolín en Studio Fi. Fotografía: Erea Azurmendi
Koral recibe a El Mirador en su taller de Madrid, para hablarnos de sus inicios como artista textil, la manera en la que ha reinterpretado las normas de esta forma de expresión, así como de su faceta como creadora de contenido.
El Mirador: Repasando tus obras, tu trabajo nunca se ha limitado a una única línea de expresión creativa. Si ahora alguien te pidiera una carta de presentación ¿cómo te definirías como artista?
Koral Antolín: Sí, es verdad que soy una artista multidisciplinar, pero, desde hace unos años, mi foco está en el arte textil y en la creación de contenido, que es una parte que disfruto mucho. Después de probar muchísimos ámbitos creativos, cuando empecé a hacer tapices sentí que se alineaban muchos puntos de mi vida: la parte de disfrutar del proceso, pero también de apreciar y sentirme orgullosa de la pieza final, así como los tiempos de trabajo.
E.M.: ¿Cómo te acercas a ese mundo del tapiz y transformas las normas del arte textil existentes para lograr la fuerza de expresión que alcanzan tus obras?
K.A.: Hubo una especie de fusión, cuando me empecé a centrar más en la artesanía, que para mí tiene una parte de procesos de un nivel muy elevado. En este sentido, yo soy muy técnica, siempre he tenido interés por saber cómo son los procesos de las cosas. Es algo que me flipa y me fascina. Pero también es cierto que todo lo que es muy manual es ‘muy yo’ desde que soy súper pequeña. Yo me customizaba camisetas, con siete años le pedía rotuladores de tela a mi madre y hacía mis dibujos, me hacía zapatillas, mis propias pinzas… Siempre estaba creando cosas con las manos y el curso de la vida me ha llevado a continuar desarrollando habilidades artísticas, por eso estudié Bellas Artes y, después, he ido aplicando ese conocimiento, fusionándolo con la artesanía.
Imagen: Koral Antolín. Fotografía: Studio fi
También tengo una mente un poco inventora. Lo que yo hago no es tradicional, no solo porque la estética no lo sea, sino porque a veces quiero hacer una cosa que tiene cierta técnica y busco cómo se realiza para llevármelo a mi terreno. Busco un resultado, una textura concreta y, si me tengo que traer algo de telar o ganchillo, encuentro cómo reinventarlo para obtener ese resultado introduciendo una técnica diferente.
Por ello, lo cierto es que no es exacto llamar tapiz a lo que yo hago, porque el tapiz normalmente es aquello que está tejido en un telar. Mis trabajos son tapices porque tienen deje en tapiz, pero la técnica en sí no es la suya, es arte textil.
E.M.: Pero partiendo siempre de esa idea de artesanía manual…
K.A.: Es mi proceso, yo disfruto de hacerlo con las manos. Lo que yo hago no se podría hacer con una máquina, pero si en una parte de mi proceso tengo que introducir una máquina –de coser, por ejemplo– no tengo ningún problema. No me importa meter en mis procesos ciertas herramientas que me ayuden a conseguir el resultado final que busco.
E.M.: Una forma de entender el arte textil en la que los materiales adoptan un papel protagonista…
K.A.: Casi todos los materiales que utilizo son nobles: lino, algodón, lana. Muy pocas veces uso fibras acrílicas, suele ser porque tienen mucha más potencia de color, pero las empleo para puntos muy concretos y en muy contadas ocasiones.
Imagen: Koral Antolín en Studio fi
E.M.: Trabajas habitualmente con arquitectos y diseñadores de interiores que tienen una idea muy definida de la obra que están buscando. ¿Cuál es tu proceso creativo al acercarte a estos proyectos?
K.A.: Tengo diferentes formas de llegar a un resultado. Unas veces parto de una textura y esa textura me invita a buscar cómo acompañarla con otros trazos u otras manchas. Soy un poco de composición, de analizar el espacio de trabajo y jugar hasta decidir cómo voy a disponer cada uno de los elementos artísticos, por lo que en ocasiones hago garabatos solo para ver dónde pondría el punto y observar un poco los pesos.
En el proyecto de La Zambra –un encargo compuesto por 187 piezas de arte textil diseñadas para vestir las paredes de un hotel e inspiradas en este antiguo baile granadino–, yo había desarrollado un lenguaje visual centrado en los olivares, con muchos cruces de caminos… Me había llevado por ahí la petición del cliente y, cuando hubo un cambio de rumbo porque finalmente la idea se trasladó al baile, empecé a fusionar estos elementos lineales que me habían gustado y que ya había desarrollado. Muchas de mis obras son muy lineales porque yo vengo del dibujo y es la técnica plástica que más me gusta.
Imagen: La Bailaora, de Studio Fi. Fotografía: Bacon Studio
E.M.: ¿Y qué parte de responsabilidad tiene Studio fi en esta gran apuesta que has realizado por el arte textil?
K.A.: Llevaba cuatro o cinco años creando contenido, siempre eran tutoriales, pero sentía que me faltaba tener un proyecto que evolucionara. Mi especialización era saber de muchas cosas, pero echaba en falta centrarme en una técnica que me permitiera progresar y no estar cada mes, con cada marca, saltando de una técnica a otra.
Un día empecé a bordar con mi madre ropa y dibujos de Matisse, porque a mí los dibujos tan abstractos me gustaban muchísimo. Bordábamos las dos cojines y camisetas, ambas somos muy técnicas y he aprendido mucho de ella, mientras mi hermana se encargaba de la comunicación y los proyectos. Pero el concepto se acercaba más al de una tienda tradicional que al de un proyecto artístico, no encajaba con lo que buscaba y quería, aunque sí me identificaba con las técnicas que estábamos desarrollando.
Sin embargo, cuando comenzamos a hacer tapices y se convirtió en un objeto de arte, todo encajó como un puzzle, todos los engranajes. Después de muchos años había tocado muchos palos, pero siempre había algo que fallaba y aquí, de repente, conectó. Luego nos llegó el proyecto de La Zambra y nos dimos cuenta que se podía vivir del arte textil en España, pero que teníamos que buscar nuestro nicho.
Desde entonces tenemos dos tipos de encargos en Studio fi: de obra única –solo hay una– o de producción –para grandes superficies que tengamos que vestir con nuestras piezas–. En este caso, yo diseño la idea, el prototipo, las primeras piezas y texturas, pero la producción la hacemos entre mi madre y yo. Es algo que me encanta, trabajar mano a mano con ella, mientras mi hermana continúa en la parte de comunicación y proyectos.
E.M.: ¿Y cómo se equilibra tu trabajo en Studio fi con tu faceta como creadora de contenidos?
K.A.: Todo lo que es el lenguaje visual también forma parte de mi formación. Yo, internamente, tengo dos mundos: uno mucho más manual de las Bellas Artes, del dibujo, y otro unido a la interpretación, la actuación, el teatro, el cine… Esos dos mundos empezaron a unirse dentro de un blog que abrí en el 2014, Fábrica de Imaginación, en el que yo hacía cosas con las manos e ideaba cómo lo tenía que fotografiar, toda la gráfica y el universo que quería crear para ese contenido, en un momento en el que no existía la creación de contenido como tal.
Sin embargo, en España el do it yourself no fue un boom tan grande como en otros países y, ahora, mi perfil en Instagram ha evolucionado para ser el de Koral Antolín y no el de Fábrica de Imaginación. Publicaciones más centradas en el lifestyle, pequeños universos o cápsulas de vídeos bonitos, muy relacionados con flores e interiores, con marcas que estén en consonancia con mi parte artística, diseño interior o moda más respetuosa, y transiciones, me gusta mucho el juego de los propios vídeos.
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