Maestros del tiempo
Color, arquitectura, naturaleza y tiempo. Estos cuatros elementos (y muchos más) están presentes en las sorprendentes lámparas de hilo que Felipe Hera elabora en Barcelona. Así se compone el imaginario de un artesano contemporáneo cuyo trabajo no pasa desapercibido.
Por Esther Morales
En una época donde se hace necesaria la desconexión, no son los cables sino los hilos los que han vuelto para reivindicar el papel del tiempo. Lo hacen con su prodigioso poder terapéutico, a través del tacto, de los colores y de la magia que se crea cuando se entrelazan, para dar lugar a creaciones únicas.
Tan singulares como los tapices, los calados y bordados tradicionales que han estado en el imaginario de cualquier recuerdo pasado. Pero, también, a través del talento de artesanos contemporáneos, que han encontrado en el hilo toda una fuente de inspiración. Uno de ellos es Felipe Hera, todo un Maestro del Tiempo que ha sabido combinar su pasión por la artesanía con el mundo del interiorismo en diseños de lámparas llenos de sensibilidad.
Desde Barcelona y, por encargo, Hera desarrolla en su estudio un sinfín de piezas irrepetibles que merecen todas las alabanzas. Un trabajo de lo más minucioso, sin prisa, que tiene mucho que ver con sus motivaciones, su historia y, en sus propias palabras, “la importancia de reivindicar el tiempo, la calidad, las ideas y los diseños hechos a mano”.
Crecer en un entorno creativo
La relación de Felipe Hera con el arte y la creatividad no llega a través de un mero interés repentino, sino que responde al entorno en el que crece. “En mi familia tenemos un pintor y un escultor, José Manuel y Servando, a los que aprecio mucho personal y artísticamente. Ambos tienen una obra magnífica y siempre es muy interesante hablar con ellos de arte, del proceso y del significado de las obras”, recuerda.
Sin embargo, su pasión por la arquitectura y por el trabajo con hilo los recuerda más cercanos a sus propios padres. “Mi madre siempre estaba cosiendo y haciendo cosas creativas, y mi padre diseñando planos y construyendo”, relata Hera. Él mismo terminó estudiando delineación y, más adelante, interiorismo, lo que explica el fuerte vínculo de su obra con el concepto y la representación del espacio.
Dos mundos, el de la creatividad de lo artístico y el de la precisión de la arquitectura, que Felipe combina desde un punto de vista 100 % artesanal y conectado con la naturaleza “Tuve la suerte de nacer en un pueblo pequeño, donde todas las tareas se hacen sin prisa, el tiempo se pasa en calma y hay momentos para disfrutar cada cosa que se hace”, remarca. Y así se refleja en sus increíbles lámparas de hilo, tan exactas como creativas, tan inspiradoras como codiciadas.
Artesanía ancestral y diseño actual
Aunque Felipe pertenezca a una generación ligada a lo tecnológico, todo en él parece estar relacionado con los procesos tradicionales. Confiesa ir a todos lados con una pequeña libreta, en la que imagina bocetos, realiza anotaciones y piensa en esos diseños que van a ir directos a su agenda de proyectos.
“El mayor momento de inspiración llega cuando me voy a la cama, apago la luz y me vienen imágenes que dibujo al momento -para que no se me olviden-”, explica Hera. “Después, ya me encargo de diseñar los prototipos y solicito las estructuras a unos maestros del metal de la zona”. Pero la verdadera magia de su trabajo surge a través de la labor con el hilo, que es su auténtico sello de identidad.
“Suelo comenzar con una idea en torno a los colores y la geometría, pero muchas veces esto cambia al ir probando”, relata Felipe. “En cada lámpara pongo lo mejor de mí. Lo hago pensando en la persona que disfrutará el objeto y en la calidez que aporta a un espacio determinado”. Y es que Hera no solo desarrolla trabajos por su cuenta, sino que acostumbra a colaborar con interioristas y arquitectos con el fin de integrar sus diseños en espacios concretos. “Soy muy exigente y perfeccionista”, admite, “por eso dedico mucho tiempo a cada pieza, para que quede perfecta”.
Un tiempo que le hace destacar por su destreza con los hilos, aún cuando su motivación reside en su expresión más creativa. “Hacer lámparas artesanales con hilo me conecta con el aquí y el ahora. Me conecta con la naturaleza, con los materiales que ella nos da para poder transformarlos y con la artesanía ancestral, unida al diseño actual”, puntualiza.
Más pasión, menos prisa
Felipe despunta por su maestría para crear diseños singulares, pero también por su empeño en conseguir un resultado impecable. Esto es algo que solo se consigue con tiempo y dedicación, como él mismo apunta: “Quien se dedica a la artesanía, al arte o al diseño lo hace por pasión, porque es difícil poder vivir de ello”.
Sin embargo, no es algo que le quite las ganas de seguir trabajando y desarrollando su talento. Al contrario, se emociona al hablar de los proyectos que están por venir. “Ahora estoy acabando una nueva colección con unos bocetos de hace años y tengo mucha ilusión en que vea por fin la luz”.
Porque, como indica la inspiración de Alhambra Reserva 1925, el tiempo es la clave para todo lo que merece la pena. Y está claro que las creaciones de Felipe Hera están hechas para ser admiradas por su sorprendente labor artesana, fruto de un tiempo muy bien invertido.
Imágenes | Cedidas por Felipe Hera
Compartir