Mali suena a talento, a creatividad y a música de raíces profundas.
Por Raúl RearMachine
Tan fuertes y hondas que, cuando el comercio de esclavos las llevó contra su voluntad hasta Estados Unidos, arraigaron, evolucionaron y acabaron dando vida a retoños con nombres tan familiares como blues, jazz y rock. Pero ser músico o incluso escuchar música en este país del África Occidental no resulta en absoluto sencillo. Desde 2012, todas las expresiones artísticas están prohibidas y perseguidas y quien se arriesga a interpretar una sencilla melodía para hablarnos de su increíble patrimonio musical, pone en peligro su vida. Para tratar de sortear estas barreras, los propios malienses han impulsado un proyecto virtual de divulgación que, con la ayuda de Google Arts & Culture, Savama, Timbuktu Renaissance, Instruments 4 Africa y UNESCO, está llevando los sonidos, la herencia intelectual y el arte del país más allá de sus fronteras, unos límites hoy por hoy difíciles de traspasar para quienes desean acercarse a visitar este apasionante rincón de África.
El proyecto, bautizado como Mali Magic, dedica un importante capítulo a la música, uno de los grandes referentes de la historia maliense, junto a los manuscritos, los monumentos y el arte moderno. Estos cuatro pilares sustentan las bases del legado cultural del país y constituyen el armazón de este ambicioso proyecto que ha tardado seis años en ver la luz. Los visitantes de la web pueden disfrutar de más de 40.000 páginas digitalizadas de manuscritos sobre ciencia, historia o geografía, llevar a cabo vistas interactivas por monumentos emblemáticos y escuchar la genuina música del país a través del álbum ‘Maliba’, un trabajo creado exclusivamente para este proyecto por la artista Fatoumata Diawara, nominada a dos Grammy en 2019. La artista, tal y como destaca la propia página web, “propulsa los ritmos malienses hacia la vanguardia del panorama musical internacional, a la vez que deja el sello de sus raíces en cada uno de sus temas”.
‘Maliba’ significa “el gran Mali”, y nos relata muchas, muchísimas historias del país en francés, inglés y lengua bambara. Tanto es así, que Chance Coughenour, arqueólogo y director de programas de Google Arts&Culture, aconseja navegar a través de la web de Mali Magic empleando los temas de este álbum como acompañamiento sonoro. “Es una manera magnífica de ambientarse”, recomienda.
Todo está conectado dentro de este ambicioso proyecto. Las canciones de Fatoumata Diawara beben de los manuscritos rescatados por la ciudadanía, documentos que integran la documentación digitalizada y que nos hablan de Mali. Las canciones, al igual que dichos manuscritos, nos revelan historias sobre la ciudad de Tombuctú, la educación, el papel de la mujer en la sociedad maliense y la unidad de un pueblo que lucha por superar la adversidad. El trabajo arranca con ‘Save It’, toda una declaración de intenciones en favor de la protección cultural. “Un día -canta en inglés antes de regresar a la lengua bambara- nos daremos cuenta de que los manuscritos que hemos preservado nos revelan una gran verdad”. Tras las palmas rítmicas y los destellos wah wah de la guitarra, el rapero Master Soumy, conocido por haber participado en la película Mali Blues, interviene para declarar que debe su “humanidad y honor” a este país. “África, Europa, nos pertenecen a todos”, asegura.
Otras voces se unen cantando en tamasheq, la lengua de los tuareg, para ilustrar el vasto catálogo de influencias que conviven en Mali. Un crisol de culturas que adquiere todo el sentido en ‘Yakandi’, tema en el que la percusión, la guitarra y la línea del bajo juguetean de forma polirrítmica. “No discrimino, todos somos iguales. El bambara es negro, tú eres blanco. Unámonos y marchemos juntos”, nos invita la letra. Por último, el sitio web también incluye una versión de ‘Howkouna’ interpretada por músicos procedentes de diferentes regiones de Mali. Todo un viaje musical para homenajear al célebre guitarrista Ali Farka Touré, quien nos dejó en 2006.
Hasta su prohibición, la música siempre ocupó un lugar destacado en Mali. Fue clave para la sociedad maliense desde la expansión del Imperio Manden en el siglo XIII hasta la época contemporánea, cuando el país se convirtió en referente internacional dentro de la música africana, tanto tradicional como actual. Estrellas como Salif Keita, Amadou et Mariam, Rokia Traoré, el grupo Tinariwen, la misma Fatoumata Diawaré, Oumou Sangaré o el portentoso Ali Farka Touré, han alcanzado cotas internacionales de prestigio. Artistas que se caracterizan por fusionar la música tradicional de Mali con influencias contemporáneas.
La importancia de la música en el país se remonta a la creación del Imperio Manden y a la tradición de los griot o jinel como consejeros. Estos personajes, una especie de trovadores, poetas, narradores y cantantes responsables de preservar la memoria de las tribus, historias, cuentos y leyendas a través de la tradición oral, ocuparon puestos de relevancia como asesores del emperador. Compartían con él sus reflexiones, advertencias y conocimientos sobre todo tipo de cuestiones, sabiduría que emanaba de su dominio de la herencia cultural. Además de ocupar una posición política relevante, los griot desempeñaban una función social animando ceremonias, bodas, nacimientos, o eventos de relevancia. Sus letras combinaban pasajes destinados a divertir con elementos didácticos y enseñanzas morales. Historias cantadas para hacer crecer a toda una comunidad.
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