Piezas artesanales que guardan mucho saber. Seleccionamos dos ejemplos de talleres que combinan tradición y contemporaneidad.
Por Isabel Sauras
De las grandes firmas a las enseñas de alta gama: todas incluyen en sus catálogos de verano propuestas de cestas de mimbre, rafia o bambú. Pero la cestería es mucho más que una tendencia estival: es un oficio, un saber hacer, una tradición que está más viva que nunca y que nos enamora con su resultado y su proceso.
Quien tiene en sus manos un producto auténtico, elaborado de verdad por manos expertas, en el que se ha cuidado hasta el más mínimo detalle y al que se ha dedicado el tiempo necesario para alcanzar la perfección sabe bien que no tiene parangón.
Pasa con Alhambra Reserva 1925 y los Maestros del Tiempo a los que inspira, y pasa con las piezas de fibras naturales que salen de algunos de los pocos talleres que aún quedan en España fabricando desde el mimo y el esmero que se merece el mimbre.
Por suerte, nuestro país es una potencia mundial en este campo y, por suerte también, algunos artesanos han sabido recuperar y actualizar con éxito el noble oficio de la cestería para ponerlo en valor dentro y fuera de nuestras fronteras.
El arte de la cestería es bien antiguo, de hecho, se cree que su origen se encuentra en el antiguo Egipto, nada menos. La técnica parte de preparar las fibras naturales, que pueden ser palma, rafia, esparto, bambú o mimbre y dejarlas secar al sol hasta que alcancen la textura correcta para poderlas trabajar. Después, según la pieza que se quiera conseguir, se utilizan diferentes moldes y herramientas y se comienza a tejer. El trabajo de un cestero o canastero tradicional es muy minucioso y completamente manual, por eso cada objeto es diferente a los demás y todos tienen una personalidad y un halo muy especial que se aprecia a simple vista.
Repasamos dos proyectos que combinan magistralmente artesanía y tradición. Dos firmas que comparten con Cervezas Alhambra la pasión por conectar tradición y contemporaneidad. Por unir un saber hacer ancestral y un diseño singular, fresco, novedoso y sorprendente.
Cestería Aparici, el taller tradicional actualizado
En Cestería Aparici saben bien lo que es la tradición y la artesanía porque en su casa se respira por todos los rincones. Mercedes Domenech es hija de artesanos y creció rodeada de mimbre y caña, en la época dorada del mimbre en la localidad valenciana de Aielo de Malerit, cuando cientos de trabajadores se dedicaban a ese arte.
En 1980, Mercedes Domenech, junto a su marido, decidió crear su propia empresa de mimbre para continuar con la tradición y, hoy, cestería Aparici es un taller que sobrevive en la zona trabajando el mimbre, el esparto y la palma como se hacía antaño. Afortunadamente, la perpetuidad del taller familiar está garantizada gracias a la incorporación a la empresa de las nuevas generaciones y a que han sabido adaptarse muy bien a las necesidades y las exigencias del mercado actual sin perder de vista sus valores y sus orígenes.
“En Cesteria Aparici tenemos devoción por lo artesanal y nos esforzamos diariamente para mantener la tradición familiar y del mismo sector. El trabajo constante y en equipo es lo que nos define y creemos firmemente en ello para llegar a las personas”, explican.
Al principio, de su taller salían sobre todo bandejas y cestas de Navidad, cestas para recién nacidos y cestas para la recolección de setas, pero, con el tiempo, el negocio ha ido creciendo y se ha diversificado y, hoy, en su catálogo podemos encontrar desde capazos y bolsos hasta todo tipo de mobiliario para el hogar, como sus características lámparas.
En su taller se combinan otros materiales naturales, como la madera, y su portfolio incluye también alfombras, cortinas, elementos de decoración y un largo etcétera de productos elaborados 100% con fibras naturales y hechos completamente a mano, siguiendo los cánones de la cestería tradicional y el estilo mediterráneo.
Además, en Cestería Aparici se atreven con todo y ofrecen a sus clientes la posibilidad de crear piezas nuevas, ideadas desde cero y completamente personalizadas.
Idoia Cuesta, artesanía elevada a arte
Idoia Cuesta ha conseguido llevar la cestería un paso más allá. Investigando en las técnicas tradicionales, inspirada en las formas de la naturaleza y dejándose llevar por su propia esencia, consigue crear piezas sorprendentes con identidad propia que son, en sí mismas, obras de arte. “Mi trabajo se basa en la fusión de la cestería con el textil y la versatilidad de la pieza resultante, a través de la combinación de materiales orgánicos con diferentes técnicas artesanales”, explica la artista, que dio sus primeros pasos en la cestería de la mano de su abuelo.
Idoia Cuesta vive y trabaja en una zona de Galicia declarada Reserva de la Biosfera, y ese entorno es una fuente de inspiración constante para ella. Le interesa estudiar la naturaleza y analizar sus formas orgánicas. Es así como comprende que el nido de una cigüeña no es sino una cesta de mimbre tejida de forma aleatoria y encuentra el arte en la fauna y flora marina, en una piedra del río Miño o en la belleza sobrecogedora de un bosque.
Su visión moderna y especial del mundo de la cestería ha llevado a Idoia Cuesta a trabajar con artesanos de todos los orígenes y con firmas muy conocidas tanto nacionales como internacionales, creando piezas de diseño e instalaciones que dejan boquiabiertos a quienes las observan.
Nadie pudo imaginar hace cien años, cuando la cestería era un elemento cotidiano, pensado para el trabajo y el traslado de materiales, que un día podrían crearse piezas etéreas, de formas inesperadas y extraordinarias a partir de materiales de la naturaleza y técnicas de artesanía heredadas de nuestros ancestros.
Imágenes | Instagram de Cestería Aparici, Instagram de Idioa Cuesta (imagen Tamara de la Fuente)
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