Maestros del tiempo
Por Cervezas Alhambra
Niños Mutantes estrenan disco y metodología de trabajo. En ‘Ventanas’ se han alejado de sí mismos y de sus rutinas de creación para revelar matices nuevos en su música. Han elaborado los armazones de las canciones y se los han entregado a cinco productores diferentes para que sean ellos quienes completen el desarrollo sonoro. El resultado, lejos de resultar heterogéneo, resulta sorprendentemente compacto, atractivo y coherente. Cinco miradores, de dos temas cada uno, que se abren hacia el futuro de la banda.
¿Existe algún rincón de Granada que os inspire especialmente?
Granada es una ciudad capaz de inspirarte tanto como deprimirte, depende del día, del sitio y de la hora. Es una ciudad con dos caras muy pronunciadas, el yin y el yang, que en metrópolis más grandes se puede diluir, pero que aquí está muy presente. Hay remansos de paz y arte como la Fundación Rodríguez Acosta o el Carmen de los Mártires, paseos alucinantes como cualquiera por la Alhambra, el Albayzín o el Paseo de los Tristes y barrios que inspiran, como el Realejo. Todos son rincones inspiradores si los quieres ver.
¿Se abre a la ciudad alguna de vuestras 'Ventanas’?
De hecho dos de las ventanas del disco son ‘La Vega’ y ‘La Ciudad’. ‘La Vega’ tiene mucho que ver con la naturaleza y los espacios abiertos y ‘La Ciudad’ es parte fundamental de nuestra formación musical. El pop-rock nace en las ciudades, en pequeños locales de ensayo, pubs y bares. La ciudad es siempre un gran foco de contradicciones, como nosotros mismos y nuestra música.
¿Cómo recomendáis disfrutar de este disco tan rico en matices?
Intentando entender lo que hemos hecho, renunciar a nosotros mismos en lo posible y dejarnos llevar por cinco mentes diferentes y cinco momentos y espacios distintos de creación, siendo muy permeables a todos ellos y ellas. Sin duda es un disco lleno de matices que lo hace muy especial y diferente.
En cinco palabras, ¿qué cinco paisajes se contemplan desde las ‘Ventanas’ de Niños Mutantes?
‘La Vega’, ‘La Ciudad’, ‘El Bosque’, ‘El Puerto’ y ‘Las Estrellas’.
¿Qué sensación os transmitió el disco cuando estuvo completo?
Flipamos. Creíamos que habíamos creado a Frankenstein y sin embargo nos pareció más bien el David de Miguel Ángel. No porque sea perfecto y excelso, sino porque nos pareció que constituye una unidad que no esperábamos y entendible en sí misma.
¿Resulta complejo trasladar al directo una propuesta tan ecléctica como la que habéis creado?
Mucho. Llevamos tres meses ensayando para intentar que todo suene como debe. Ahora hay dos teclados nuevos y un secuenciador, para poder acercarnos a esa parte más electrónica o reproducir algunas cuerdas, y arreglos que son imposibles de reproducir a diez manos. Nos harían falta otras cuatro o cinco.
¿Cuál es el hilo conductor que enlaza todos vuestros trabajos?
La honestidad en las letras, el amor por la música, el respeto hacia nosotros mismos haciendo siempre lo que nos apetece y la superación personal como banda.
¿Qué se respira en Granada que la ciudad cuenta con su propia escena musical?
Granada es una ciudad de músicos y escritores. Hay más gente, claro, pero culturalmente hablando son los dos gremios que nos representan más y mejor. La escena musical granadina y su industria están muy consolidadas. Granada se ha retroalimentado a sí misma durante cinco décadas y desde Los Ángeles y Mike Ríos no ha parado de posicionar artistas entre lo más granado de la escena nacional. Seguramente esto hace que los más jóvenes quieran imitar a sus mayores.
¿Las aplicaciones musicales del móvil os han abierto una nueva ventana digital?
Si te refieres a las plataformas de streaming, es indudable que lo han cambiado todo en la industria musical. Pero además, las aplicaciones de producción musical, tipo Garage Band, a nosotros nos han cambiado hasta la forma de componer. Sin esta aplicación no hubiéramos hecho ‘Ventanas’. Nos ha permitido crear los bocetos con un micro y un móvil y no ir a ensayar para no repetir patrones. Hemos cogido esos bocetos y nos hemos ido al estudio con los cinco productor@s dejando que la música fluyera in situ.
¿Qué tal sienta abstraeros de vosotros mismos y delegar parte del proceso creativo?
Lo mencionaba más arriba, no sólo sienta bien, es que fue una decisión voluntaria y consciente adoptada previamente. Creemos que el resultado ha sido ultra positivo, pero eso ha de decirlo el público.
¿Qué ruptura estilística os supuso trabajar con Ángel Luján?
Pues en sus dos canciones no hay apenas ninguna guitarra eléctrica. Acabamos grabando algunas en ‘Húndete’, pero son bastante surrealistas y psicodélicas. Luján es un productor metódico que nos obligó a olvidarnos de nosotros mismos poniendo en entredicho cada rueda de acordes de cada canción, las estructuras de batería y bajo o la forma de cantar de Juan Alberto abordando tonos insospechados hasta hoy día.
Dos gallegos, miembros de Novedades Carminha, que producen en el estudio de un alemán desde Motril. ¿El resultado fue todo lo ecléctico que esperabais?
El resultado fue Niños Mutantes haciendo funk por primera vez en su historia. Para nosotros una maravilla. Sentimos que ‘Todo tiene un precio’ es el ‘Billie Jean’ mutante. Y en ‘El Examen’ nos quedamos boquiabiertos, el resultado es una especie de hip-hop oscuro que nos pone mucho.
¿Cómo se forja la idea de cruzar la frontera electrónica con Noni, de Lori Meyers?
Y Javier Doria, que ha trabajado e influido tanto como Noni. Bueno, esos dos bocetos tenían que afrontarse desde una perspectiva electrónica, no había otra, y sabíamos que con ellos dos podíamos formar un dream team. ‘Oxígeno’ y ‘Una Noche’ son dos canciones que nos debíamos a nosotros mismos. Habíamos tenido nuestros acercamientos al género, pero ahora son puramente electrónicas y tienen la producción individualizada que queríamos sin utilizar ni uno solo de nuestros instrumentos.
¿Qué tal os manejasteis en el terreno de los aires sudamericanos junto a Raúl Pérez?
Pues un placer. Raúl es un tipo inteligentísimo, con una cultura musical que desmaya y una casa-estudio en Sevilla que quita el hipo, si vas en verano, más. Teníamos clarísimo que ‘Camino Perdido’ y ‘Un tiro en el pie’ tenía que producirlas Raúl. Y quizá han sido los dos temas más orgánicos del disco, están grabados a la antigua usanza tocando todos a la vez.
Crear letras es un ejercicio muy personal. ¿Cómo sienta que Christina Rosenvinge les meta mano?
Pues ha sido todo un honor, porque es una de las mejores letristas de este país y ha contribuido a mejorar muchísimo estas canciones, también en la letra. Es verdad que es difícil recibir sugerencias sobre las letras. Incluso de los propios miembros del grupo. En las letras a veces hay palabras o frases innegociables, que pueden alterar por completo el significado de la canción. Pero Christina, para empezar, captó perfectamente las intenciones y sabía dónde estaban los núcleos que no podían cambiar y dónde había elementos que fallaban, y muchas de sus sugerencias están en las letras. Ella es una artista brutal, tiene un talentazo, sabe cómo usar la música y cómo usar las palabras. Le debemos mucho, ha sido muy generosa.