María Rodríguez Blanco fundó en el año 2015 la firma de moda Reveligion. ¿Su visión? Un tributo artesano a la naturaleza, que lleva a cabo con diseños imposibles de tul y flores.
Por Esther Morales
Tul y flores (sin límites y a todo color). Son las piezas de un imaginario propio, con el que María Rodríguez Blanco celebra los instantes de belleza y creatividad. Sin prisa, con una conexión muy profunda con la naturaleza y el arte, presente en todo lo que la firma Reveligion ofrece desde su taller.
Porque si hay un lugar capaz de vivir los instantes a todo color es su sótano de Sevilla, desde donde se diseñan, se elaboran los patrones, se confeccionan y se fruncen a mano todas las prendas de sus colecciones. “Después de la crisis que hemos pasado y de las malas noticias que nos llegan, me apetece aportar color y buenas vibraciones. Me apetece ponerme un vestido amarillo chillón, pintar mi casa de colores y que todo refleje alegría”, revela la diseñadora.
Y lo consigue. Tanto con los vestidos, complementos y otras prendas que invaden los vestidores de sus clientas con la magia del tul, como con sus propuestas de floristería, donde María invierte el otro 50 % de su pasión. Toda una Maestra del Tiempo, como todas y todos los que protagonizan la última campaña de Alhambra Reserva 1925, que entiende su artesanía sin barreras creativas, para hacer que la persona que lleve Reveligion “se sienta guapa y especial”.
Feminidad y tul, casi una religión
“El nombre de Reveligion es un juego de palabras entre religión, revelación y rêve, que significa ‘sueño’ en francés. Me parece un conjunto de palabras perfecto que, además, define mi personalidad”, cuenta María sobre su marca. Desde el año 2015, la firma ha ido haciéndose un hueco en la industria textil española por su forma de trabajar el tul desde un sentido íntegramente artístico.
“Lo que define a Reveligion es la feminidad”, explica la creadora. “Mi tejido principal es el tul, porque me interesa muchísimo trabajar a través del volumen y de las formas”. Son estos volúmenes y patrones imposibles los que han convertido a la firma en lo que hoy es: un alarde de talento artesano que incluso pasea sus prendas por alfombras rojas. Precisamente, como ya hizo en la última entrega de los Premios Goya, donde la cantante María José Llergo llegó a lucir uno de sus vestidos de ensueño mientras recogía su premio.
Pero Reveligion también es parte de la historia de vida de María Rodríguez Blanco, de su interés por la floristería y de su forma de reflejar una amor único por la naturaleza en todo lo que hace. “Me diferencio porque todo el mundo sabe que hago flores”, confiesa. “De hecho, estuve trabajando en una floristería por las tardes mientras estudiaba la carrera, así que para mí siempre ha sido fundamental esa conexión con la naturaleza”.
Un homenaje al poder de lo natural, pero desde una perspectiva ornamental. En su caso, rindiendo cortesía a la tradición andaluza sobre creación floral. “Tengo una visión bastante clara”, reitera. “Me encanta darle más importancia a la flor que al verde. Es más, para la colección de primavera-verano es muy probable que incluyamos un tono de hoja más oscuro, pero siempre con la flor como protagonista”.
Cuando tiempo es igual a sostenibilidad
El taller de Reveligion desarrolla el ingenio de María desde el mismo sótano donde dieron sus primeros pasos. Ahora, también, con los tres hijos pequeños de la diseñadora correteando por sus rincones, tal y como ella misma explica. “Siempre intento compaginar mi faceta como madre con mi faceta de empresaria y diseñadora”.
Y es solo una profesión sin prisa la que le permite seguir disfrutando esos momentos en familia y, también, ser responsable con el tipo de producción que realiza. “Nosotros tenemos lista de espera de dos a cuatro semanas. En el taller no trabajamos en cadena, así que no me interesa lanzar al mercado colecciones con ropa, ropa y más ropa y tener un stock infinito”, revela.
También ella sabe que todo lo que merece la pena requiere su tiempo. Como pasar casi cien años elaborando una creación única, como Alhambra Reserva 1925 o, en el caso de María y Reveligion, confeccionar diseños de moda irrepetibles. En una labor artesana como la suya, “la prenda adquiere un valor más allá del monetario. Pasa a ser algo único que, además, mira por la sostenibilidad del planeta. No termina en uno de esos vertederos, junto a toneladas de ropa sin usar”, concluye.
Eso también es vivir en sintonía con la naturaleza, más allá de cualquier sentido estético. Y, desde luego, Reveligion sabe bien cómo hacer que una visión clara sobre la moda conviva con la conexión más coherente con el tiempo y el medio ambiente.
Imágenes | Facebook de Reveligion, @andrewjim y @elojodevirgilio para @neo2_magazine
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