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¿Atlántico o Mediterráneo? Rutas para disfrutar de la noche de San Juan en A Coruña y Alicante
Hay tradiciones que perduran a través de los siglos, sobreviviendo a su significado original y transformándolo por completo, pero sin perder su esencia. La de la noche de San Juan es una de ellas. Sus inicios se remontan a un mundo antiguo en el que había que celebrar las cosechas y los malos espíritus debían combatirse en la noche.
Hoy, la de San Juan sigue siendo una noche de celebración en la que todo gira alrededor del fuego. Pero lo que se festeja son el verano, los amigos, las noches cortas, la playa y las parrilladas acompañadas de una cerveza bien fría. Las tradiciones paganas y cristianas siguen presentes, pero solo como telón de fondo.
Pocos lugares celebran San Juan como Alicante o A Coruña, dos ciudades separadas por más de 1000 kilómetros de distancia, enclavadas a orillas de dos mares distintos, pero que comparten devoción por la noche más corta del año. Si quieres sacarle el máximo partido a su celebración de San Juan y a sus hogueras, no te pierdas estas recomendaciones.
Alicante en Fogueres
Durante sus Fogueres de Sant Joan, Alicante es vida en la calle, ruido y olor a pólvora. Cada uno de los días grandes arranca con la despertà. Los barrios de la ciudad amanecen con el sonido de los pasacalles y a golpe de traca.
Para coger fuerzas, lo mejor es empezar el día en la playa del Postiguet, en pleno centro y bajo el Castillo de Santa Bárbara, el lugar perfecto para disfrutar del Mediterráneo. Tras el baño refrescante, es momento de cumplir con un rito típicamente foguerer: la mascletà.
Lo primero es hacerse con un sombrero de paja y mezclarse con la multitud. El objetivo es llegar a la Plaza de los Luceros, desde donde se dispara la mascletà cada día de fiesta a las 14:00 horas.
Para amenizar la espera, podemos probar la tradicional coca amb tonyina en cada barraca en la calle, pero también en los bares, que suelen sacar sus barras fuera. Por la zona encontrarás varios lugares perfectos para maridar esta empanada de ventresca de atún con una Cerveza Alhambra.
Tras la mascletà la multitud se dispersa buscando donde comer. Y en Alicante eso significa arroz. Tienes muchísimas opciones, pero en la misma Plaza de los Luceros encuentras el increíble meloso de rape y boletus de Xarel-lo o el arroz de gamba roja de El Portal.
Para bajar la comida, nada mejor que un paseo. Otra costumbre foguerera es ir de hoguera en hoguera para verlas de cerca. Cada año se plantan casi un centenar de monumentos de corcho blanco y madera, diseñados y construidos por artistas.
Pero más allá de lo que ocurra de día, la verdadera fiesta de San Juan sucede de noche. Cada palmo de vía pública se llena de festeros locales montando sus mesas para reunirse con amigos y familia. Tomar algo en alguna barraca o racó popular es otro ritual imperdible, así como probar el esmorzaret alacantí (sardina en salazón, pimientos, tomates secos, ñoras y huevo).
Del 20 al 23, cada barraca y racó tiene su propia fiesta. El Paseo de Federico Soto es uno de los núcleos más importantes, pero muchos pubs y locales tienen sus propios programas. En Carabassa, un local mítico de la noche alicantina, podrás cerrar el día celebrando con un buen tercio de Cerveza Alhambra.
De todas las noches, la más especial es la del 24 al 25, la nit del foc. A medianoche, desde el Monte Benacantil, se lanzan fuegos artificiales para dar inicio a la cremà. A partir de este instante, las hogueras se van quemando y los más valientes aprovechan para pedirle a los bomberos que les empapen de agua en lo que se conoce como la banyà.
San Juan en A Coruña
Un buen coruñés madruga para coger sitio en las playas de Orzán o Riazor, donde en la noche de San Juan se concentran la mayoría de hogueras. Pero si madrugar no es lo nuestro, no podemos renunciar a la primera tradición pagana del día: hacernos con las herbas de San Xoán. Este conjunto de siete plantas debe dejarse a remojo durante, al menos, una noche. Por la mañana, nos lavaremos la cara con su agua para purificarnos y espantar a los malos espíritus.
El día es largo, y qué mejor que aprovecharlo para conocer las diferentes zonas de bares de la ciudad. Empezamos por la calle San Juan, en el emblemático barrio de Monte Alto. Allí podremos disfrutar de una Cerveza Alhambra en dos locales míticos como El Malder’s y El Ama.
A eso de la una, las calles de los barrios empiezan a llenarse de olor a humo. Aunque las parrilladas son más habituales para la cena, seguro que se nos abre el apetito. Para tapear o comer, nada como la calle Galera, donde El Peculiar, El Charlatán y La Cervezoteca también nos servirán una Cerveza Alhambra bien fría.
El mar es otro elemento esencial en la tradición de San Juan, así que podemos aprovechar la tarde para conocer playas como la de As Lapas, a los pies de la Torre de Hércules y abierta al Atlántico, o la de San Amaro, más recogida.
Cuando cae la tarde, lo mejor es dejarnos guiar por el olor de los cientos de sardiñadas que se cocinan en la ciudad con la caída del sol. Podemos aprovechar para conocer el entorno clásico de la calle Franja, donde bares como La Cantina de Alba, Entre Bateas, El Barítono y El Infame también nos servirán una Cerveza Alhambra (y unas sardinas).
Cuando se hace de noche, las hogueras empiezan a encenderse. Para disfrutar del espectáculo, cualquier punto del paseo marítimo es bueno, aunque en la playa de Riazor podremos ver de cerca la quema de una falla poco antes de la medianoche.
La tradición marca también que debemos saltar el fuego de la hoguera nueve veces mientras gritamos con convencimiento meigas fora (fuera brujas). Merece la pena intentarlo, empieza el verano y es mejor estar libre de conjuros y malos espíritus.
Las noches coruñesas suelen terminar de madrugada y en la calle Orzán. Si llegamos allí, no podemos olvidar volver a donde hayamos dejado las herbas de San Xoán a remojo para lavarnos la cara y empezar el verano con buen pie.
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