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Severino Boix o cómo dar una vuelta (de torno) al tradicional botijo Severino Boix o cómo dar una vuelta (de torno) al tradicional botijo

Creadores - Artesanía

Severino Boix o cómo dar una vuelta (de torno) al tradicional botijo


Volver a los orígenes para dar una nueva vida a lo clásico. Severino Boix ha conseguido dar una vuelta magistral al tradicional botijo español


En el imaginario rural de nuestro territorio, siempre hay un botijo a mano para refrescar el gaznate en una calurosa jornada de verano. Y es que el botijo es un glorioso invento milenario hecho de arcilla y con alma mediterránea que consigue mantener refrigerado el líquido de su interior a pesar de que apriete mucho el calor. 


Para rendir homenaje y pleitesía a esta pieza de alfarería que tantas satisfacciones nos ha dado generación tras generación, nos detenemos en el impecable trabajo artesano de Severino Boix, que dota de actualidad a una pieza tan clásica española como es el botijo. 


El botijo, orgullo mediterráneo 

El hábito hace que acostumbremos la mirada a los objetos cotidianos, que apenas reparemos en el diseño o la belleza de cosas que componen nuestro imaginario y que terminemos ignorando hasta el olvido ingeniosas creaciones como el botijo español.


Sin embargo, no deberíamos menospreciar esta pieza de alfarería que inventaron nuestros ancestros porque, debajo de una estética más o menos simple compuesto de boca, pitorro y asa, se esconde un mecanismo perfecto que ha servido para saciar la sed de los españoles desde hace siglos. La historia del botijo se remonta nada menos que a la mesopotamia de hace casi 6000 años y nunca ha dejado de ser útil. 


Elaborado en arcilla cocida con una mezcla especial que hace que se conserve la porosidad, una forma bien estudiada y un modelado en torno tradicional, el botijo consigue comportarse de forma muy similar a la piel humana, exudando para mantener refrigerado el líquido que contiene. De esta forma consigue proporcionar agua fresca a una temperatura óptima en cualquier momento y lugar, aunque el calor apriete en el exterior. 


Si bien muchos nostálgicos conservan aún en algún lugar de su patio o jardín un bonito botijo y sigue siendo una pieza corriente en muchos entornos rurales para tareas de labranza, en general el botijo ha dejado de ser indispensable en todos nuestros hogares, dotados de frigoríficos y botellas de agua mineral. Hoy el botijo es casi un objeto de culto y resulta curioso observar cómo, gracias a firmas alfareras como Severino Boix, sigue vivo, en continua evolución y preparado para no dejar de formar parte de nuestra historia. 

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Alfarería Severino Boix, una pasión heredada

La localidad alicantina de Agost es cuna de algunos de los artesanos alfareros más importantes de nuestro país. La alfarería de Severino Box comenzó a trazar su historia en 1920 y, tras toda una vida de herederos con las manos en el torno, hoy continúa en manos de la familia y está al cargo el maestro artesano de la quinta generación Boix, José Ángel Boix. 


Mantener el espíritu y las directrices del noble arte de la alfarería tradicional hoy en día tiene mucho mérito, mucho de tesón, amor por el oficio y por la historia de nuestro país, pero en Severino Boix sobra pasión. Reinventar el diseño del botijo desde el respeto y la tradición no era fácil, pero se ha conseguido sobradamente. 


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Barro, manos y fuego

En Severino Boix se atiende a la forma de hacer de la artesanía alfarera tradicional, mimando cada etapa del proceso como se merece, con la misma fórmula milenaria que en sus principios: barro, manos y fuego.


En Agost, desde siempre se han elaborado las piezas de alfarería con arcilla local calcárea de color claro, un material muy poroso que permite que el botijo sude convenientemente y mantenga la temperatura adecuada en su interior. 


El modelaje, por supuesto, depende tanto de la pericia de las manos artesanas mojadas en barbotina como del torno tradicional alfarero que hoy se ha modernizado mínimamente con ayuda de un motor eléctrico, pero que sigue empleando el mismo mecanismo. En cuanto a la cocción, la tradición manda para los botijos y cántaros de la zona, con la intervención del fuego directo que proporciona el horno árabe. 


En Severino Boix no ha sido suficiente con mantener el oficio con dignidad porque se aspira a mucho más. “El arte nace y se crea en nuestras manos” y, bajo ese lema, hay un esfuerzo por ofrecer a sus clientes una marca de calidad que elabora productos únicos e irrepetibles con sello propio en los que ningún detalle se deja al azar. 


De la misma manera que se cuidan los materiales y el proceso de fabricación, Severino Boix ha sabido convertirse en una empresa ejemplar de este siglo gracias a su empeño por una producción responsable y consciente que respeta el medio ambiente, su proyecto “Alma Alfarera”, con talleres ideados para transmitir su manera de entender el arte de la alfarería y siempre nuevas perspectivas para no dejar de sorprender.


Algo tan sencillo como un botijo cuenta la historia de nuestro país, por eso, en cada rincón de la península ibérica esta pieza de alfarería puede seguir reinventándose


Cervezas Alhambra también se suma a esta tendencia y ha reunido creatividad y tradición en un singular botijo-cubitera de la mano de Ivanros. Ideal para decorar espacios y para mantener siempre frescas nuestras variedades favoritas. ¿Quieres conseguirlo? Te contamos cómo aquí.



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