Maestros del tiempo
Miembro de una generación de pioneros que comenzó a despuntar en la década de los 50, Miguel Milá está considerado como un auténtico clásico del diseño español. Desde lámparas como TMC y Cesta a los bancos del Passeig de Gràcia o los vagones del Metro de Barcelona, su impronta es clara.
Por Pablo Vinuesa
Es un creador único que asegura no poder evitar “trabajar en cosas útiles”, pero que sorprende al valorar positivamente el modelo patentado por IKEA por “haber enseñado buen diseño con precios milagrosos”. Hablamos de Miguel Milá, cuya labor ha sido reconocida con el Premio Nacional de Diseño, el Compasso d’Oro y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, entre otros muchos galardones.
El arquitecto frustrado que se transformó en ‘maestro artesano’
En el documental que describe su amplia trayectoria, realizado por Poldo Pomés, Miguel Milá cuenta que le recomendaron estudiar arquitectura por su afición al dibujo y cierta facilidad con las matemáticas. El genial creador barcelonés no terminó la carrera, pero, como los responsables en Cervezas Alhambra de afinar técnicas hasta dar con el peculiar e intenso carácter de una Alhambra Reserva 1925, se reconoce como ‘maestro artesano’.
Su paso por la universidad le permitió conocer a profesores y alumnos que ayudaron a despertar su interés por el diseño y, de hecho, da sus primeros pasos como interiorista en el estudio de su hermano Alfonso. A finales de los 50, poco se sabía en España de diseño industrial, pero Milá empieza a intuir que el aprovechamiento de materiales nobles y el reciclaje de objetos serían claves en su desarrollo profesional.
Lanza sus primeros muebles, como las famosas lámparas TMC (1958) y TMM (1961), en Tramo (Trabajos Molestos), empresa creada junto a sus amigos F. Ribas Barangé y E. Pérez Ullibarri. Siempre inquieto, más tarde fundó su propio estudio y participó también en la creación de la Associació de Disseny Industrial (ADI FAD) para, entre otros objetivos, impulsar el trabajo de jóvenes profesionales.
Ya en 1987 se le concedió la primera edición del Premio Nacional de Diseño, pero no ha sido el único galardón que subraya su relevancia. Con el Compasso D’Oro de 2008 se reconoció su contribución a la difusión internacional del diseño español y la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, en 2016, certifica un legado que a día de hoy sigue presente en diseñadores, críticos y, lo más importante, hogares.
Algunos de los trabajos más reconocidos de Miguel Milá
Hay otras lámparas, como Cesta (1964), aparte de las icónicas TMC y TMM, pero Milá ha diseñado muchas más cosas que mejoran nuestro día a día. Son los casos, por ejemplo, de los bancos de la serie NeoRomántico, la manecilla de puerta para FSB o el cenicero paragüero Tombal. A continuación, algunas de sus atemporales creaciones.
TMM
Esta lámpara, Premio de la Crítica ADI FAD 1962, es una de sus obras más bellas, celebradas y, también, reproducidas. Un cruce perfecto entre serenidad formal y eficacia funcional, gracias a un diseño en tres elementos que facilita el ensamblaje y alarga su vida útil. Tras veinticinco años, fue reeditada por Santa & Cole en 1986.
Espantamosques
Decíamos que Milá presume de ser ‘maestro artesano’ y este matamoscas es una buena muestra. Solo unos pocos afortunados cuentan con una de sus versiones originales, que fabricaba en su propio taller, uniendo cañas de bambú y piezas de cuero. Su autor confiaba en que la sola presencia de la pala ejercía un efecto disuasorio en los insectos.
Cesta
Una lámpara artesanal, moldeada según técnicas tradicionales de doblado al vapor y pulida delicadamente. La madera de cerezo y el vidrio en forma de ópalo dan forma a un objeto que brilla más allá de su función y que acompañará, cual silente compañero, en innumerables (y gozosas) lecturas otoñales.
Gata
La silla Gata, al igual que el banco Harpo, evidencian la pasión de Milá por una vida vivida sin prisa, saboreando cada momento, en línea con la filosofía de Cervezas Alhambra. Seleccionada para los Wallpaper Design Award 2018, consta de una estructura en ratán natural pelado que pasa por hasta tres recubrimientos.
Càntir 2019
Fascinado por la ciencia y la tradición que atesora el botijo, objeto que “le había enseñado a él más que a la inversa”, Milá se asoció con el Museo del Càntir para renovar el universo formal de este utensilio histórico. Una pieza de edición limitada facturada artesanalmente con cerámica pisa esmaltada.
Citas inspiradoras que demuestran una personalidad única
Ya sea en su libro ‘Lo esencial. El diseño y otras cosas de la vida’ (Lumen/Rosa dels Vents) o en fantásticas entrevistas, leer y escuchar a Miguel Milá inspira tanto como observar sus creaciones únicas. Sorprenden su sabiduría y también la sencillez con la que asegura que “el mejor diseño acompaña y no molesta” o cómo argumenta que “no siempre el lujo es un confort, pero el confort siempre es un lujo”.
Su preocupación “con respecto al bienestar” le ha llevado a hacer “cosas muy sencillas pero que siempre acaban resolviendo problemas”, como demuestra haber tenido en cuenta las dificultades para levantarse de una persona mayor para sus diseños de bancos. O, en tono más jocoso, cómo ideó su espantamoscas “elegante”. Incluso se ríe de sí mismo: “Ha llegado un momento en que estoy hasta las narices de Miguel Milá”, concluye.
Imágenes: página web de Miguel Milá.
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