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Overnight oats, el desayuno que se hace esperar
No es un porridge convencional, sino toda una fuente de inspiración para crear nuevos sabores de desayuno. Los copos de avena se reinventan durante la noche en esta receta que toma forma dentro de la nevera.
La gastronomía está repleta de trucos que no pertenecen a ninguna escuela ni a ningún chef, sino que son parte del conocimiento popular. Sabemos, por ejemplo, que es mejor pelar el jengibre con una cuchara, que la nata se monta en frío o que hay ciertas elaboraciones que funcionan mejor cuando se comen al día siguiente.
Para muestra, los potajes, estofados o escabeches, cuyos sabores se terminan de ligar cuando la noche se cierne sobre ellos. Es el milagro de lo que se forja sin prisa, de lo que se toma su tiempo para mostrar su mejor versión, como ocurre con las diferentes variedades de Cervezas Alhambra al experimentar la magia de la fermentación lenta.
Pero la quietud de la noche también se ha convertido en el ingrediente clave para un desayuno de tendencia. Recibe el nombre de overnight oats, que viene a traducirse como “avena durante la noche”, y pretende darle la vuelta a la receta de porridge con la que muchos empiezan el día. Un desayuno saludable que compagina sabor y textura, y que se hace esperar -del ocaso al alba- al fresco de la nevera.
Cómo preparar overnight oats, la avena que se transforma en frío
Al igual que el porridge, los overnight oats no responden a una receta concreta, sino a un concepto de elaboración. De hecho, poco tienen que ver los apetecibles desayunos de avena de Instagram con la receta tradicional de porridge, en la que los copos se cocinaban con agua y un poco de sal (y en algunos casos se servían con un toque de miel).
La clave en los overnight oats es que la avena no se cocina, sino que se hidrata mientras reposa por la noche en el frigorífico. Y aunque se pueden utilizar ingredientes de todo tipo, lo fundamental es añadir algún producto líquido, como leche, yogur o alguna bebida vegetal.
En este sentido es importante mantener cierto equilibrio en las cantidades. Si abusamos de la avena, se puede apelmazar y nuestro desayuno deseado no resultará tan apetecible. Por eso, muchos de los expertos en overnight oats que comparten sus elaboraciones en las redes sociales suelen colocar los ingredientes por capas. Es más, en algunas recetas en las que se añade chocolate o cremas de frutos secos el resultado se asimila mucho con el de una mini tarta o un postre casero.
Eso sí, aunque en esta receta hay cabida para todo tipo de añadidos (semillas, frutos secos, fruta deshidratada, canela y más), también es recomendable estudiar lo que mejor va a resistir el frío de la nevera antes de ponernos manos a la obra. Por ejemplo, es preferible añadir frutos rojos o rodajas de plátano en lugar de peras o manzanas, que tienden a oxidarse con el frío. También se comportan mejor las nueces que los anacardos, que a veces se reblandecen demasiado.
En cualquier caso, siempre podemos empezar por lo básico y seguir recetas de overnight oats como las que te mostramos a continuación. Dos elaboraciones de lo más apetecibles para iniciarte en esta tendencia y disfrutar como nunca del desayuno que se hace esperar.
Overnight oats de pistacho
Esta receta se ha hecho muy conocida en las redes porque utiliza uno de los grandes placeres del momento: la crema de pistacho. Empezaremos con una base, en la que solo es necesario utilizar avena, bebida vegetal o leche, un poco de miel y semillas de chía, que ayudan a conseguir la característica textura de pudin.
Para la cobertura usaremos crema de pistacho y unos cuantos pistachos troceados con los que cubrir la superficie. Si nos apetece darle un toque más especial, se puede derretir un poco de chocolate blanco y ponerlo por encima antes de llevarlo a la nevera, tal y como propone Georgina Thomas en su receta de Instagram.
Falso fudge de chocolate y cacahuete
En esta receta vamos a hacer una versión más rápida y saludable del fudge, el clásico pastel de chocolate anglosajón. Para ello, tenemos que preparar una base de avena, leche, yogur griego y un poco de miel. También podemos incorporar un poco de polvo de proteína para ganar consistencia.
Dejaremos reposar en la nevera unos minutos mientras fundimos unas onzas de chocolate. A continuación, cubriremos la superficie de avena con un poco de crema de cacahuete, una capa de chocolate fundido y unas pocas escamas de sal. Así, por la mañana, solo tenemos que romper la cobertura de chocolate con una cuchara, servirnos un buen café y dejarnos conquistar por esta delicia.
Imágenes | Eleonora Facchinelli, Arisha Ladhan
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