Maestros del tiempo
Su nombre es Johan Röhr y, aunque es posible que nunca hayas oído hablar de él, es probable que hayas escuchado su música si sueles recurrir a playlists de Spotify para relajarte, estudiar o dormir.
Por Cervezas Alhambra
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Pese a este anonimato, cuenta con el increíble mérito de acumular más de 15.000 millones de streams en la popular plataforma sueca. Sus números son mejores que los de estrellas del pop y del rock tan icónicas como Elton John, Britney Spears, Mariah Carey, Michael Jackson, ABBA, Metallica, Red Hot Chili Peppers… ¿Cómo es posible? Publicando cerca de 3.000 canciones bajo más de 650 pseudónimos o, como muchos señalan, artistas fake.
La sorpresa saltaba este mismo año después de que el diario sueco Dagens Nyheter publicara un reportaje de investigación que seguía el rastro de Johan Röhr, escuetamente presentado como músico y compositor afincado en Estocolmo. Rastreando los recovecos de Spotify y cruzando la información de varias bases de datos, los periodistas destaparon su secreto: desde 2017, Röhr publica su música bajo más de 650 alias diferentes. Nombres ficticios de hombres y mujeres como Jason Larochelle, Xiaoming Chu, Maya Aström, Elsa Enestam o Juliusz Borkowska. Juntos, han subido a la plataforma unos 2.700 temas. Todos ellos instrumentales.
De acuerdo, emplea pseudónimos y publica muchísimos temas instrumentales pero, ¿cómo es posible que haya acumulado semejante cantidad de escuchas? Otros muchos artistas lanzan igualmente grandes volúmenes de música pero sus números ni se acercan porcentualmente a los de Röhr. Una vez más, ¿cómo lo consigue?
El truco está en las playlists. O, mejor dicho, en conseguir que Spotify incluya la música de los artistas en sus playlists oficiales. No están claros los motivos, pero los responsables de la plataforma han llevado las canciones del artista (y las de todos sus alias) a 100 de las playlists más conocidas de la plataforma. Listas como ‘Stress Relief’, ‘Jazz In The Background’ o ‘Peaceful Piano’ que, en conjunto, suman más de 62 millones de suscriptores. ¿Qué tipo de canciones integran la obra de Röhr? Para hacernos una idea, basta indicar que su tema más difundido es una versión al piano de la nana ‘Twinkle Twinkle, Little Star’, firmada bajo el nombre de Adelmar Borrego, que, a día de hoy, cuenta con casi 290 millones de escuchas.
Ya tenemos la panorámica completa. Un artista con más de 650 perfiles inventados sube cerca de 3.000 temas instrumentales a Spotify y la plataforma decide integrarlos en los puestos más destacados de 100 de las playlists más influyentes, con lo cual logra acumular más de 15 billones (con b) de escuchas. Y no es el único caso. El diario sueco pudo confirmar que otros 91 compositores, todos ellos suecos, empleaban la misma estrategia y que, entre todos ellos, han dado ‘vida’ a más de 5.500 artistas ficticios que, a su vez, han ‘creado’ más de 13.000 canciones.
Si hacemos la prueba, accedemos ahora mismo a cualquiera de estas listas y abrimos los perfiles de los nombres que las encabezan, nos encontraremos con imágenes genéricas, sin caras visibles y muy poca información asociada. Al consultar esos mismos nombres en cualquier buscador comprobaremos que no existen datos personales sobre estos ‘artistas’, únicamente páginas que nos remiten a las mareantes cifras obtenidas en Spotify… Y nada más. Ni una sola entrevista. Ni un artículo en ninguna publicación especializada en música. Algo extraño para músicos que, a juzgar por sus millones de escuchas, deberían ser enormemente populares.
Tirando del hilo, la investigación alcanza el verdadero core del asunto: el dinero que se paga a los artistas a cambio de las reproducciones. El diario sueco sostiene que Spotify mantiene un sistema de alianzas con diferentes sellos que lo explicaría todo. La plataforma incluye la música en playlists que garantizan un elevado volumen de reproducciones a cambio de que las discográficas y los titulares de los derechos se comprometan a aceptar pagos más bajos por los streams. Más o menos una cuarta parte de la tarifa estándar, según sus cálculos. Spotify, por su parte, ha declinado comentar los detalles de sus acuerdos privados con particulares y se ha limitado a manifestar que en ningún caso afectan a los artistas menos conocidos de la plataforma.
Muchos artistas han salido al paso de estas declaraciones y sostienen que esta práctica conduce a que un pequeño grupo domine el mercado a través de los artistas fake, relegando a los músicos independientes a un segundo plano en el que apenas gozan de visibilidad. Afirman que esta vía nos aleja de la calidad al tiempo que fomenta la cantidad. Centenares de canciones producidas en masa con el fin de obtener el mayor beneficio posible. Temas que dejan de lado la autenticidad, la emoción y todos esos pequeños matices que convierten a la música en ese arte tan especial, apasionante y singular que amamos. ¿Y tú qué opinas?
FOTOS | UNSPLASH
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