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Es raro y no parece cómodo. ¿Por qué el calzado Tabi se ha convertido en un ‘hit’ de Instagram y las calles?
Más que un zapato es un ‘statement’. Celebra la rareza y la personalidad, aunque su diseño esconde un pequeño trozo de la historia de la moda.
Los amas o los odias. Quizás no hay mejor forma de definir la reacción que suscita el calzado Tabi, que cada cierto tiempo vuelve a estar en medio de la palestra. Ocurre, precisamente, porque es todo un icono de la historia de la moda, tanto por su rareza como por ser herencia directa del talento de Martin Margiela.
Con el auge del mercado de segunda mano y la admiración por el ugly fashion, símbolos como este vuelven a resurgir. Bien porque las propias firmas los reeditan o bien porque pertenecen a eras fashionistas que casan bien con el panorama y la inspiración actual.
Pero más allá de ser solo un calzado extravagante, que parece convertir los pies humanos en pezuñas, los Tabi representan una filosofía que fascina. Se inspiran en Oriente, transforman las siluetas preestablecidas, se conciben sin género y son mucho más cómodos de lo que parecen. Todo un statement en forma de calzado que podría explicar muy bien la razón de su éxito.
Calzado japonés reinventado
Aunque la primera vez que Occidente vio unas Tabi sobre la pasarela fue en el año 1988 -concretamente, en el parisino Café de la Gare-, difícilmente se le puede achacar su invento a Martin Margiela. Es más, los propios historiadores de la moda destacan que el talento del diseñador belga era su capacidad para transformar lo establecido y generar así nuevos conceptos.
Los Tabi se inspiran en el calzado tradicional japonés. Precisamente en los calcetines que los trabajadores nipones acostumbraban a llevar desde el siglo XV, no por razones estéticas sino porque consideraban que separar el dedo gordo del pie del resto ayudaba a mantener la mente clara.
El propio diseño de los calcetines coincidía a la perfección con las sandalias de tiras que también se usaban en la época. Además, a medida que mejoraba el acceso a materiales como el algodón en Oriente, su uso se empezó a popularizar entre todos los estratos sociales por igual.
Claro que, cuando Margiela se interesó por recrear esta silueta, eran pocos los zapateros europeos dispuestos a seguir sus estridencias. Fue entonces cuando tuvo la suerte de dar con el manufacturero italiano Zagato, que fue el responsable de la primera horma Tabi y que, probablemente sin saberlo, añadió así un episodio más a la historia de la moda.
Entre el culto y la tendencia
Rosalía, Pedro Pascal, Dua Lipa o Chloë Sevigny son solo algunas de las celebrities que han caído rendidas ante este icónico calzado. Una fiebre a la que se han sumado también jóvenes influencers especializados en divulgación sobre moda, que saben que lo que llevan en sus pies es un pequeño trozo de historia.
Sí, los Tabi son raros, pero también son aptos para todos los géneros, edades y estilos de vestimenta. Pueden ser elegantes o pueden ser horteras y maximalistas, y se presentan en formatos tan diversos como botines, bailarinas, zapatillas de deporte, mocasines o calzado tipo Mary Jane.
Son tanto símbolo del streetstyle como del estilo más editorial en Instagram, donde su éxito se hace patente desde multitud de perfiles de moda. Es más, los más audaces los encuentran en tiendas de segunda mano y portales online, donde incluso se han empezado a popularizar los calcetines aptos para este calzado.
Y lejos de caer en la frivolidad que acostumbra a relacionarse con los altos circuitos de la moda, las Tabi vienen a representar una filosofía estética muy concreta. La que nos dice que hay muchas formas de entender la belleza y que, desde luego, tener estilo no significa ceder a los códigos preestablecidos.
Imágenes | Maison Margiela
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