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En los años 20, un cartero descubrió el oro verde que desayunamos hoy: así llegó el aguacate a nuestras vidas
Hace un siglo, gracias a un desafortunado injerto, Rudolph Hass obtuvo el fruto que hoy se encuentra en todas partes.
El aguacate es la fruta de nuestra época, nos lo encontramos en todas partes, en desayunos y cenas, tanto en forma de salsa guacamole como en rodajas, acompañado de tostadas o ensaladas. Yoga y aguacate son los dos pilares de la sociedad contemporánea. El 95% de los aguacates que se consumen en Estados Unidos y la gran mayoría de los producidos en todo el mundo son de la variedad Hass, es decir, la de piel oscura, arrugada y pulpa mantecosa, de color blanco verdoso. Como suele pasar, su “invento” fue casual.
Todos los aguacates Hass derivan de un injerto que no funcionó en una planta cultivada a mediados de la década de 1920 en la pequeña propiedad del hombre de quien toman su nombre, un cartero de California, Rudolph Hass. Los aguacates son frutas tropicales originarias de Centroamérica, donde se cultivan desde hace aproximadamente 2.500 años. Están particularmente extendidos en México, que sigue siendo su principal productor.
Antes de plantar el árbol que cambió su historia para siempre, Hass vivía en Milwaukee, Wisconsin. Nació allí en 1892 y se mudó al sur de California a la edad de 27 años, cuando comenzó a trabajar en la oficina de correos de Pasadena, en las afueras de Los Ángeles. Hacia 1925, cuando el interés por las frutas tropicales empezaba a aumentar entre los lugareños, Hass vio un anuncio en una revista que anunciaba la venta de un terreno con árboles de aguacate, que también se cultivaban en California desde hacía algunas décadas.
El nacimiento del ‘aguacate perfecto’
Fue entonces cuando el hombre decidió intentar cultivarlos. Adquirió ese pequeño terreno que ya tenía algunas plantas de aguacate en La Habra, al este de Los Ángeles, y también compró semillas de un vivero para plantar más. El cartero quería injertar plantas de la variedad Fuerte, la más resistente y conocida entonces, al menos en California, en otras variedades con tallos más resistentes. Durante unos años lo intentó sin éxito, y estuvo a punto de talar el último árbol que le quedaba. Hay varias versiones de por qué finalmente se quedó con la planta. El caso es que en 1931 esa le dio seis frutos, y al año siguiente, 125.
Hass esperaba obtener frutos alargados, de piel suave y de color verde claro, es decir, los de la variedad Fuerte. En realidad los frutos de su planta eran más compactos y tenían una piel más gruesa y oscura, pero también un sabor más mantecoso y cremoso. No está claro qué tipo de semilla fue la de que nació la planta ‘afortunada'. Sin embargo, Hass comprendió inmediatamente que tenía algo especial entre manos. En 1935 solicitó y obtuvo una patente para sus aguacates, a los que dio su propio nombre, y firmó un acuerdo con un vivero de la zona para cultivarlos a mayor escala y revenderlos, compartiendo las ganancias.
La Hass es actualmente la variedad comercial líder en el mundo y se puede decir que ha marcado el estándar para el aguacate ideal. Un artículo publicado en 1945 por la California Avocado Society decía que los aguacates Hass eran superiores a los de otras variedades en tamaño, piel (lo que los hacía más cómodos de transportar) y también en sabor y tiempo de maduración. Hoy en día, países como Chile, Colombia, México y Perú los cultivan casi exclusivamente. Se estima que en California existen cinco millones de árboles de esta variedad y que a nivel global hay diez millones de plantas Hass, todas derivadas de la aquella primera plantada en La Habra.
Un éxito increíble que no dio dinero a su inventor
El éxito actual del aguacate en Estados Unidos comenzó en los años setenta del siglo pasado y poco a poco se extendió a Europa, gracias a precisas estrategias de marketing. Su producción se ha más que duplicado entre 2000 y 2021, e incluso se ha quintuplicado respecto a los niveles de 1980, debido también a la 'moda' de los superalimentos y la predilección de las nuevas generaciones por una dieta rica en grasas insaturadas, consideradas saludables.
Sin embargo, ni Rudolph ni sus herederos ganaron mucho dinero, a pesar de la gran popularidad de su invento y de que la variedad Hass estaba patentada. Las personas simplemente empezaron a plantar los huesos para cultivar nuevas plantas, en lugar de comprar las cultivadas en los viveros. Además, en aquella época en Estados Unidos una patente solo duraba 17 años: cuando expiró, en 1952, Hass había ganado menos de 5.000 dólares, el equivalente a unos 50.000 euros actuales. Falleció unos meses después. Su planta más famosa, en cambio, murió en 2002.
El aguacate acompaña perfectamente el pescado, especialmente el salmón, que quizás sea su perfecto ‘partner in crime’. Sin embargo, también puede combinar perfectamente con otras variedades de pescado y marisco. Los tacos o ensaladas de langostinos (o camarones) y aguacate, por ejemplo, son un plato suculento y saludable, al que se puede agregar cilantro, cebolla y tomates cherry. Al cocinarlos, los langostinos se pueden rociar con cerveza como Alhambra Reserva Citra IPA, que también es perfecta para maridar con el plato.
Imágenes I Unsplash
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