Maestros del tiempo
La pista de baile se llena de cuerpos en movimiento. Los bajos retumban, suenan voces en portugués y la energía resulta tan intensa como inconfundible.
Por Cervezas Alhambra
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El funk brasileño es sensual, estimulante, electrónico, muy urbano y apenas mantiene conexiones con el concepto clásico de música funk. Hablamos de un género que cuenta con su propio patrón rítmico, el tamborzão, que nació para contar cómo es la vida en las favelas de Brasil y que, desde hace unos años, derriba fronteras conquistando audiencias en todo el mundo. Se ha convertido en uno de los nuevos estilos musicales de moda, sobre todo a partir de que la artista Anitta lo consolidara poniendo a bailar a medio planeta en 2023 con su ‘Funk Rave’. Estrellas como Madonna, Drake o J Balvin han colaborado con los mayores exponentes del funk brasileño, pero ¿cuál es el secreto para que esta música resulte tan magnética y cómo ha llegado a trascender su contexto local original para convertirse en un fenómeno global?
Tanto el funk clásico como el brasileño emplean líneas de bajo sincopadas y cadencias bailables, pero el género nacido en las favelas se desmarca del primero al tomar como base las cajas de ritmos Roland TR-08 y Roland TR-808, los beats potentes y las letras explícitas. Además, las primeras canciones del género marcaron distancia al incorporar loops de percusión de Miami bass y afrobeat. También puede sumar riffs de metales, acordeones y chops (cortes) vocales. El sustrato cultural que alimenta el funk brasileño, también llamado funk carioca, favela funk o baile funk, es muy rico ya que incorpora ritmos del maculelê y del candomblé afrobrasileños.
A lo largo de la última década, diferentes artistas han contribuido a elevar el funk brasileño a los primeros puestos del podio de los charts globales. Anitta fue una de las pioneras en viralizar el género hasta el punto de que, el 24 de marzo de 2022, se convirtió en la primera artista latina en solitario que alcanzaba el número 1 de Spotify con su tema ‘Envolver’, el cual suma actualmente más de 680 millones de reproducciones. El logro quedó debidamente recogido en el Libro Guinness de los Records.
Otra de las artistas que han trabajado duro para lograr la expansión internacional del género ha sido Ludmilla, quien brilla por haberlo enriquecido con ingredientes de pop y R&B. Una apertura de miras que hizo posible la llegada de las grandes colaboraciones con artistas internacionales. Vamos con unos cuantos ejemplos: ‘Bola Rebola’ con Tropkillaz, Anitta y J Balvin; ‘Malokera’ con MC Lan, Ludmilla, Skrillex, Troyboi y Ty Dolla $ign; ‘Onda Diferente’ con Anitta, Ludmilla y Snoop Dogg; ‘Me Gusta’ con Anitta, Cardi B y Myke Towers; ‘Faz Gostoso’ con Anitta y Madonna; ‘Ela É do Tipo’ con MC Kevin O Chris y Drake; ‘Bandida’ con Diplo y Deize Tigrona; ‘No Se Ve’ con Emilia Mernes y Ludmilla; ‘Tá OK (Remix)’ con DENNIS, MC Kevin o Chris, Maluma y Karol G…
La evolución imparable del funk brasileño ha dado lugar a subgéneros como el funk ostentação, que celebra el ascenso social y el lujo, y cuyo máximo representante es MC Kevinho. Otros derivados populares son el funk consciente, centrado en las reivindicaciones sociales; el funk proibidão, que rinde homenaje a la vida delictivas en las favelas; el brega funk, resultado de la fusión de la brega (baladas de amor del noreste del país típicas de los años 80) con el funk carioca, y el funk pop, el más extendido y el que muestra las letras menos explícitas.
Otros de los grandes nombres del funk brasileño son MC Fioti, cuyo hit ‘Bum Bum Tam Tam’ alcanzó fama mundial tras hacerse viral en redes sociales gracias a una incendiaria remezcla en la que participaron Future, J Balvin, Stefflon Don y Juan Magán. También destacan MC Kevin O Chris, uno de los principales exponentes del funk 150 BPM, mutación acelerada del funk carioca, MC Carol, quien utiliza sus letras para abordar temas sociales y feministas, y Rennan da Penha, igualmente devoto del funk 150 BPM y fundador del Baile de Gaiola, el gran festival callejero que se celebra los fines de semana en la favela de Vila Cruzeiro.
El ascenso del funk brasileño no ha sido fácil. Inicialmente tuvo que superar la censura, los prejuicios y la criminalización por parte de las elites que lo consideraban una amenaza para el orden establecido. Su potencial reside en su autenticidad, así como en su capacidad de resistencia y adaptación. A través de sus letras, los MCs narran historias reales que reflejan la cotidianidad de las favelas. En paralelo, los bailes funk, pequeños locales efímeros de las favelas donde se pincha esta música, se han ido convirtiendo poco a poco en genuinos espacios de resistencia cultural y de construcción de identidad colectiva.
En un país profundamente desigual, este sonido se ha convertido en un medio masivo de expresión para las comunidades marginadas, que canalizan todo tipo de reivindicaciones sociales a través de canciones electrizantes. Una nueva demostración de que la música tiene el poder de conectar a las personas más allá de las clases sociales y las fronteras.
FOTOS | UNSPLASH |
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