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Eurovisión, el festival que conecta generaciones

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Invulnerable al paso del tiempo, surfeando las modas cambiantes, inmune al discurrir paralelo de la industria, el Festival de Eurovisión continua, contra todo pronóstico, liderando un capítulo muy concreto de nuestra música.

Por Cervezas Alhambra


Si volviéramos atrás en el tiempo hasta los 90, cuando el evento vivía sus horas de popularidad menos luminosas en España, y explicáramos a cualquier ciudadano que tres décadas después la cita eurovisiva seguiría constituyendo un acontecimiento de primera línea entre una extensa cuota de la genZ, es bastante probable que nos tomasen por locos. Pero ahí sigue, contra viento y marea, elevándose sobre pilares mediáticos de la envergadura de OT o del Benidorm Fest. Atesorando nostalgia y mirando confiado hacia el futuro. La comunidad surgida en torno a la cultura del festival se ha consolidado hasta aglutinar una férrea legión de eurofans que, año tras año, se congrega frente al televisor para celebrar la liturgia del concurso musical internacional más veterano del viejo continente. Viajar a la ciudad donde se celebra la competición y participar en directo de la fiesta ya es irse de nivel. Eso equivale a alcanzar el nirvana.


Nunca ha sido un estandarte de la vanguardia, ni mucho menos, pero sí ha ejercido como guardián de la línea temporal de las corrientes más… ‘mayoritariamente aceptables’, por decirlo de alguna manera. Decir que una canción era ‘muy eurovisiva’ en la década de los 70 no significaba para nada lo mismo que afirmarlo en los 80, los 90 o en los dosmiles. Cada época ha tenido su propio flow eurovisivo, un estilo que no tenía necesariamente que ver con la música que se escuchaba en la calle. “Generation what?”, se preguntan más que acertadamente los organizadores del festival cuando piensan en todos los años que llevan liderando su particular cruzada musical. “A medida que el concurso evolucionó de un simple programa de televisión a un contenido anual online y offline, cada vez más jóvenes han abrazado el evento de entretenimiento más espectacular del mundo. Y, al mismo tiempo, las generaciones más mayores han continuado confiando en el espectáculo que los ha acompañado durante toda su vida”, aseguran.


El público levanta las manos durante un festival


España lleva participando en el festival de Eurovisión de forma ininterrumpida desde 1961, año en el que Conchita Bautista se hizo con el noveno puesto gracias a su pegadiza ‘Estando Contigo’. Los siguientes grandes hitos en el concurso llegaron en 1968 y 1969, cuando Massiel con su ‘La, la, la’ y Salomé con su ‘Vivo Cantando’ se llevaron el certamen de calle. Karina en 1971 con ‘En Un Mundo Nuevo’, Mocedades con ‘Eres Tú’ en 1973 y Betty Missiego en 1979 con ‘Su Canción’, besaron la cepa del poste del éxito y se tuvieron que conformar con sendos segundos puestos. A lo largo de los siguientes años fueron muchos los nombres de reconocidos artistas españoles que desfilaron por el escenario del evento. Es posible que al mencionar a Raphael, Julio Iglesias, Sergio y Estíbaliz, Peret, Micky, Paloma San Basilio, Lucía, La Década Prodigiosa o Nina, a los más mayores de la casa se les desbloqueen unos cuantos recuerdos que permanecían aletargados.


Y llegamos a 1991, un año clave en el resurgir popular de Eurovisión en España tras el descalabro histórico de Remedios Amaya y los ‘zero points’ de ‘¿Quién Maneja Mi Barca?’ en 1983. Sergio Dalma participaba con su mítico ‘Bailar Pegados’ y en el aire flotaba la sensación de que era factible volver a conquistar la cima del concurso, pero al final no pudo ser y Sergio tuvo que conformarse con ser cuarto. Eso sí, su canción se convirtió en un clásico y en un imprescindible de los karaokes de todo el país.


Espectacular juego de luces en el escenario de un festival


El resto de los 90 fue un peregrinar por las horas menos resplandecientes del certamen en España a excepción de un par de destellos fugaces a cargo de Serafín Zubiri y Azúcar Moreno. Pero todo cambió cuando David Civera comenzó a imprimirle ritmo a la entrada del nuevo siglo con ‘Dile Que La Quiero’ y se hizo con el puesto número 6 del concurso. En 2002 se instauró Operación Triunfo, OT para los amigos, y Rosa López se lanzó a la conquista de Eurovisión con ‘Europe’s Living A Celebration’. Tampoco pudo ser y aquella séptima plaza dolió. Beth regresó a la carga en 2003 con ‘Dime’ y sólo alcanzó a ser octava. Ramón del Castillo fue el tercer candidato de la factoría OT que lo intentó en 2004 con ‘Para Llenarme de Ti’: quedó clasificado décimo.


Como sucediera en los 90, el furor eurovisivo se nos enfrió un tanto a lo largo de los dosmiles, aunque muchos recordamos con cariño las actuaciones de Las Ketchup, Soraya Arnelas, Daniel Diges, Pastora Soler, El Sueño de Morfeo o Ruth Lorenzo. ¿Estás tratando de recordar cuándo fue lo de la anécdota del ‘Baila el Chiki-Chiki’ con Rodolfo Chikilicuatre? Sí, fue en 2008. Hubo que esperar hasta el segundo advenimiento de OT en 2018 para recobrar la fe colectiva en Amaia y Alfred con ‘Tu Canción’, que finalmente se fue al puesto 23. Miki Nuñez, al año siguiente, lograría mejorar ligeramente aquel resultado con ‘La Venda’ (puesto 22).


Blas Cantó debería haber participado en la edición de 2020 que nunca fue por culpa de la pandemia, de manera que asistió a la de 2021 y quedó en la posición 24 con ‘Voy a Quedarme’. Pero en 2022 llegó el Benidorm Fest y de nuevo se obró el milagro de la esperanza grupal. Chanel y su ‘Slomo’ nos elevaron al tercer puesto del podio de Eurovisión y Blanca Paloma obtuvo una meritoria decimoséptima plaza con ‘Eaea’ en 2023. El próximo 11 de mayo descubriremos hasta dónde llega Nebulossa con ‘Zorra’.


Actuación musical en un festival


Al margen de las ya citadas Massiel y Salomé, rememorar la lista dorada de los grandes ganadores de Eurovisión despierta en nosotros momentos únicos y sensaciones muy especiales. Imposible olvidar cuando ABBA triunfó en la edición de 1974 con ‘Waterloo’. O cuando Celine Dion se alzó con la victoria en 1988 representando a Suiza con el tema 'Ne partez pas sans moi'. A Katrina & the Waves, además de por ‘I’m Walking On Sunshine’, su pegadizo himno al optimismo, les recordaremos siempre como los vencedores del certamen de 1997 en representación de UK con ‘Love Shine a Light’. La israelí Dana International se coronó como ‘Diva’ eterna de Eurovisión en 1998 y los finlandeses Lordi acercaron el concurso al heavy más ‘monstruoso’ en 2006 con sus caracterizaciones y su ‘Hard Rock Hallelujah’. La austriaca Conchita Wurst se elevó sobre la audiencia como un ave fénix en 2014 y Salvador Sobral obtuvo el primer triunfo eurovisivo para Portugal en 2017 con ‘Amar Pelos Dois’, una deliciosa balada íntima que nos llegó al corazón. Måneskin se impusieron en 2021 con ‘Zitti e buoni’, una propuesta de rock solvente y de calidad, y Loreen merece figurar en este apartado por partida doble ya que es la primera intérprete femenina que ha ganado dos veces Eurovisión: en 2012 con ‘Euphoria’ y en 2023 con ‘Tatoo’. ¿Qué por qué puntualizamos lo de femenina? Porque el cantante australiano nacionalizado irlandés Johnny Logan venció en las ediciones de 1980 y 1987, y desde entonces recibe cariñosamente el sobrenombre de ‘Mr. Eurovision’.


¿Y qué decir de los programas de televisión creados ad hoc para seleccionar a los artistas que acudirían a Eurovisión en representación de España? ¿Cuántos podrías citar? ¿Dos? ¿Cuatro? ¿Diez? Lejos. Han sido 20 programas en total. ¿No nos crees? Compruébalo en esta lista: Final Nacional (1961-1962), Gran Parada (1964), Eurofestival (1965), Festival de la Canción Española (1969-1970), Pasaporte a Dublín (1971), Voces a 45 (1976), Eurocanción (2000-2001), Operación Triunfo (2002-2004), Misión Eurovisión (2007), Eurovisión 2005: Elige Nuestra Canción (2005), Misión Eurovisión (2007), Salvemos Eurovisión (2008), Eurovisión 2009: El Retorno (2009), Eurovisión 2010: Destino Oslo (2010), Destino Eurovisión (2011), Eurovisión (Gala Pastora Soler 2012), Destino Eurovisión (Gala El Sueño de Morfeo 2013), Mira Quién Va a Eurovisión (2014), Objetivo Eurovisión (2017), Operación Triunfo (2018-2019), Destino Eurovisión (2021) y, por último, Benidorm Fest (2022-2024). En los años en los que no se creó un programa específico para tomar la decisión hubo un proceso de elección interna por parte de un jurado profesional.


Público disfrutando de una actuación musical en directo


Lo siguieron con emoción nuestros padres y abuelos, lo continuamos devorando nosotros con mayor o menor pasión (depende de la edición) y, muy probablemente, continuará disfrutando de notables cifras de audiencia en alguna plataforma de streaming aún por inventar dentro de muchos años. Definitivamente hablamos del festival transgeneracional más relevante de nuestra era, una cápsula del tiempo que preserva una parte muy especial de nuestra identidad musical. Quizás la más kistch y naif, pero crucial en cierta manera para comprender nuestro imaginario colectivo. Porque la música nos acerca, nos conecta y hasta puede salvar la distancia entre nietos y abuelos para, todos juntos, disfrutarla como se merece: con calma.



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