Por Marieta Zubeldia
La suntuosidad de los pigmentos al óleo, la fría viscosidad de la arcilla, la delicadeza inmaculada de la porcelana, la porosidad del lienzo de algodón, la brusca sedosidad de la madera. Materiales sobre los que los artistas dan forma a las ideas que nacen en ese limbo donde imaginación, experiencia e inspiración se unen en una simbiosis perfecta. Y si hay un mundo en que el material sea protagonista absoluto es la escultura. Quienes practican este arte conforman esa imagen primigenia que surge del sueño, de una mirada cruzada en la calle o de un pasaje de un libro en una materia prima, en muchas ocasiones, inopinada.
Victoria Maldonado
Esta andaluza de tan solo 27 años acaba de ser seleccionada por el centro de cultura contemporánea de Málaga, La Térmica, para participar en su programa de Creadores de 2017. Allí podrá dar rienda suelta a su talento con su último proyecto ‘Weltinnenraum (El Cobijo)’: una obra que parte de los aprendizajes de sus anteriores exposiciones individuales y se centra en el concepto de paisaje utópico. Para Maldonado, que trabaja con materiales tan contrapuestos en textura, aspecto y tradición como el cristal, el barro, la porcelana y los tejidos, “la escultura llegó de forma natural, como una herramienta para resolver un problema que finalmente se convirtió en lenguaje”. “Un lenguaje que a veces se torna salvaje y desconocido, pero el camino de su intento de traducción es lo que me atrapó”, nos ha asegurado.
Eugenio Rivas
La obra de este maestro en Bellas Artes combina dos disciplinas que, históricamente, han sabido darse la mano a lo largo de los siglos: pintura y escultura. En su última exposición en el Espacio Olvera de Sevilla, ‘Democracy’, Rivas establece un poético diálogo de crítica política y metáforas: la imagen de una explosión apetitosa de helados derritiéndose al lado de la figura cruda de hormigón de un perro que hace equilibrios sobre una escalera.
El escultor se vale de imágenes y texturas antagónicas para lanzar un mismo mensaje: la política honrada y social que se nos prometió se desinfla, se derrite y no se sostiene por más que lo intente.
Mercedes Pimiento
Laureada desde que acabó sus estudios, Pimiento trabaja desde la cotidianidad. En sus exploraciones infinitas por los materiales y los soportes, la artista descubre nuevas formas de representar la manipulación a la que está sometida hasta el objeto más orgánico en apariencia. Plástico, césped, poliuretano y madera, le sirven para trabajar las delicadas fronteras entre lo natural y lo artificial.
Kiko Pérez
El talento de este vigués es uno de los más reconocidos en la escena emergente (y efervescente) nacional. Heredero de la tradición vasca, su producción escultórica se vale de los volúmenes compactos y rotundos de la madera: el material que mejor canaliza su mensaje. Un mensaje que habla de azar, de error, de tradición y fragilidad y ha sido presentado en Mexico, Bélgica o Alemania. Nacido en 1982, en España le hemos visto en ARCO, el CA2M de Madrid o La Casa Encendida.
Luis Alhama
La escultura de este cordobés cabalga entre Málaga y Berlín, donde su obra ha sido expuesta en galerías como Bauchau o Fellini Gallery. Además, en España, acaba de exponer en Under35, la muestra colectiva de artistas emergentes de Gacma. Alhama gusta de establecer un diálogo con el público a través de una escultura inquisitiva. Como hacen las cabezas de resina y metal de “Conjeturas”, su última obra, que muestran expresiones siniestras e inquietantes y profieren gritos y aullidos sin pronunciar un solo sonido.
Nano4814
Detrás de este nombre artístico se esconde un artista multidisciplinar que, en sus comienzos, se apropió de la cadencia de las calles para utilizarlas como soporte de sus obras. Ilustración, graffitis y, cómo no, escultura. Una estancia en la Saint Martins School of Arts de Londres, una exposición colectiva en la Tate y más de ocho exposiciones individuales después, Nano4814 es hoy un artista de obras tan remarcables como su serie de esculturas con globos “Artimañas (Anotaciones para uno mismo)”: una pieza sinuosa, colorista, voluminosa y brillante, evocadora de la atmósfera urbana en la que este artista se formó.
Raquel Alejandre
“Sentir el material, el calor del fraguado…”. Quien así se expresa es esta joven restauradora y artista, que se interesa por “cuidar mucho los soportes”. Alejandre utiliza escayola, madera, metal, barro, cera o silicona. De “Ovos/Organogénesis”, su bella y colorista miscelánea de huevos construidos con escayola teñida de tonos pastel, nos cuenta que cada figura está compuesta por una serie de capas. Sobre el proceso creativo que, para ella, “forma parte de la obra”, nos explica que “cada capa se hace añadiendo escayola líquida justo antes del momento de fraguado”. De este modo adoptan una forma “intuitiva y espontánea” y, finalmente, “se lijan y se pulen, jugando con las líneas y capas de color para llegar a un resultado que aporte organicidad y crecimiento”.
Imágenes: Victoria Maldonado, Raquel Alejandre
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