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¿Por qué Rosalía sigue convirtiendo en oro todo lo que toca? ¿Por qué Rosalía sigue convirtiendo en oro todo lo que toca?

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¿Por qué Rosalía sigue convirtiendo en oro todo lo que toca?

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Cada vez que Rosalía lanza un single, una colaboración o un álbum, el mundo entero se detiene, escucha con atención y aplaude.

Por Cervezas Alhambra

La crítica especializada, el público, sus compañeros de profesión, todos sin excepción ensalzan su obra hasta elevarla a la categoría de icono del siglo XXI. La revista Forbes calcula que la catalana amasa ya una fortuna superior a los 50 millones de dólares y vaticina que, tras el éxito arrollador de su Motomami World Tour, continuará aumentándola a lo largo de los próximos años. ¿Cuáles son las claves de la nueva reina Midas de la música, capaz de convertir en oro todo lo que toca? Talento, vanguardia, raíces, estrategia, virtuosismo, autenticidad a raudales, pero, sobre todo, una capacidad casi sobrenatural para conectar con la audiencia.


Concierto con luces doradas.


Hablando de esa prodigiosa habilidad para conectar, uno de los grandes logros de Rosalía ha consistido en construir una comunidad fiel que se siente partícipe de su trabajo y de su evolución. Ha logrado involucrarla en su carrera a través de una comunicación constante, natural y cercana. Sus estrategias resultan de lo más variado, desde viralizar pasos de baile en TikTok antes de publicar una canción hasta pedir a la gente que le ayude a elegir el título de un tema, pasando por compartir pequeños adelantos de canciones a capella o por postear palabras y símbolos enigmáticos, de esos que nos dejan pensando. También suele aprovechar su participación en cualquier tipo de evento para presentar novedades sin previo aviso. Conocedora del funcionamiento de las redes, sabe que en el momento en el que el público se dé cuenta de que está sonando un tema inédito sacará el móvil, lo grabará y se convertirá en trend al instante.


El desarrollo de una imagen personal que, pese a cambiar constantemente, la convierte en inmediatamente reconocible (las uñas kilométricas, los grillz, los vestidos de látex, el cuero, el casco de moto con orejas…) y el uso de un ‘vocabulario’ propio (“malamente”, “motomami”, “tra-tra”, “saoko”…) también son marca de la casa. Elementos que impactan en la cultura pop. Y no podemos olvidar el empleo de la voz cruda en muchas de sus producciones, una firma con la que nos transmite honestidad. No se conforma con seguir tendencias; las crea. Da pasos constantes para acercarse a su audiencia y toma decisiones que logran que la gente se identifique con su música.


La hemos visto saltar del flamenco al jazz, al reguetón, al trap, la electrónica e incluso a las baladas, pero en ningún momento de su carrera hemos tenido la sensación de encontrarnos ante un producto de la industria musical, algo dirigido y prefabricado. Todo lo contrario. Siempre prevalece la impresión de hallarnos ante una artista total, con los pies en la tierra, que maneja con firmeza las riendas de su obra y que jamás sacrificará su visión por lo que se espere de ella. Una vez más, compromiso, coherencia y autenticidad como motores de las conexiones humanas.


Mano en tonos azules y rojos.


Rosalía impactó al mundo con su segundo álbum de estudio, ‘El Mal Querer’, una hipnótica obra conceptual que, entre otros géneros, transitaba por el nuevo flamenco, el r’n’b latino y el pop experimental. Un universo musical completo y cargado de simbolismo construido desde cero. Sin embargo, aquel éxito encerraba un peligro. Había dejado el listón muy alto y resultaba complicado pensar en que pudiera superarlo a corto plazo. “Cuando apareció ‘Motomami’, cuatro años más tarde, nos golpeó como un camión de 18 ruedas, un deslumbrante cambio de rumbo alimentado por sonidos e ideas que chocan entre sí”, explicó Owen Myers, crítico de la prestigiosa revista musical británica Pitchfork, publicación que ha llevado ‘Motomami’ al octavo puesto de su ranking de los diez mejores discos de la década.


Su versatilidad parece inagotable. Abarca desde el alfa de sus inicios hasta el ‘Omega’ de su reciente colaboración con Ralphie Choo. En este tema, Rosalía vuelve a sorprendernos con un torbellino ecléctico, salpicado de flamenco, pop, música urbana, lirismo desgarrador, loops y referencias, muchos guiños para mantener la dinámica de complicidad con su comunidad de fieles. Incluso la silueta de la montaña rusa de Los Ángeles en la que se grabó el videoclip nos recuerda al símbolo omega y el nombre de la atracción, The New Revolution, nos habla de novedades, evolución y cambio. ¿Es ‘Omega’ el fin de una era y, por lo tanto, el principio de la siguiente?


Nada de lo que transmite es fruto del azar y, por lo tanto, hemos de concluir que Rosalía quería que pensáramos en otra revolución y en otro ‘Omega’, el que nos regalaron Enrique Morente y Lagartija Nick, una obra maestra que, en su momento, hizo saltar por los aires las fronteras del flamenco. Lanzado al mercado en 1996, aquel disco cantó a Lorca y Leonard Cohen, fusionó el flamenco con el rock y puso al descubierto vías hasta entonces desconocidas para el género. Caminos que, si hemos interpretado correctamente las señales, tal vez Rosalía esté dispuesta a recorrer en este momento.


Una persona lleva un casco de moto con orejas.


“Omega es el permiso, es darte el permiso y dejarte sentir hacia algo o alguien, es ir hasta el final, omega es el final y la libertad, es la celebración del deseo, ese deseo que te lleva hasta un sitio del que no quieres irte”. Rosalía resume la complejidad de su trabajo en una sencilla frase, palabras con las cuales su comunidad conecta rápidamente. La artista ofrece un manual de instrucciones para interpretar la obra, para que los oyentes sientan que habla de ellos, de sus anhelos, de sus aspiraciones, de colmar su necesidad de realización personal.


Otra de las palancas que Rosalía maneja a la perfección es la de los tiempos en los que comunica cada mensaje. Y su hype funciona porque, a posteriori, la calidad de la música que entrega a sus seguidores está incluso por encima de las expectativas. Ahora mismo es muy probable que el lanzamiento de ‘Omega’ marque el inicio de una nueva era artística, aunque hemos de reconocer que nos movemos dentro del terreno de la especulación. Nuevamente el enigma y el juego con la comunidad entran en escena. Nadie sabe hacia dónde tiene pensado dirigirse en su cuarto disco, pero ya hay un buen número de publicaciones especializadas lanzando conjeturas al respecto.


Mujer con los brazos extendidos.


“He cambiado mucho, pero sigo dándole vueltas a las mismas cosas. Es como si todavía tuviera las mismas preguntas y el mismo deseo de responderlas. Sigo teniendo el mismo amor por el pasado y la misma curiosidad por el futuro”, ha manifestado crípticamente. Tras atraer los focos hacia ella, ha querido ahondar en el misterio señalando que su mayor influencia es “la lectura de libros en papel”. Nos ofrece pistas ambiguas, artefactos milimétricamente estudiados para dejarnos siempre con ganas de más. Seguramente esté divirtiéndose al pensar en lo mucho que nos sorprenderá su próximo rumbo artístico porque así es como Rosalía ejecuta su plan: sin prisas, con maestría, mirando al futuro sin perder de vista los orígenes y revelándonos lo que se oculta tras lo evidente.



FOTOS | UNSPLASH

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