Es un hecho. El desembarco de de las plataformas digitales de streaming ha afectado a muchísimos aspectos de la industria musical. El cambio más evidente ha sido la manera en la que los oyentes disfrutan de la música, pero otra de las claves reside en la forma en la que la audiencia descubre nuevas canciones.
Por Cervezas Alhambra
Desde hace años la radio fórmula era la principal vía hacia el éxito para los artistas. Un sistema que, explicado en muy pocas palabras, consistía en repetir una selección de éxitos musicales las 24 horas del día a través de distintas emisoras para hacerlos aún más grandes. Hoy, el escenario ha cambiado y el poder ha pasado a manos de las playlists de Spotify. Las listas de reproducción, es decir, las selecciones de hits elegidos por la plataforma, se han convertido en la herramienta más codiciada para ganar visibilidad y quienes consiguen entrar en ellas obtienen el premio de la popularidad. ¿Son las playlists la nueva radio fórmula? Todo apunta a que sí.
Imaginemos un enorme océano musical en el que todas las canciones flotan como islas esperando ser descubiertas. Las playlists actúan como faros, iluminando el rumbo para los oyentes y guiándolos hacia nuevos sonidos. Pero ¿quién decide qué ruta se ilumina? Aquí es donde entran en juego los curadores o editores de Spotify, expertos que seleccionan las canciones que pasan a formar parte de las listas más emblemáticas del planeta como Today’s Top Hits, que cuenta con 35,1 millones de seguidores, Top 50: Global, seguida por 17,1 millones de personas, RapCaviar, que suma 16,1 millones, o Viva Latino, seguida por 15,3 millones de oyentes.
Que una canción entre a formar parte de una playlist premium de Spotify puede representar el primer paso hacia el éxito. Sitúa directamente a los artistas frente a millones de oídos y multiplica sus reproducciones. Ello no solo incrementa la visibilidad, también los ingresos. Las ganancias de la industria musical por streaming en 2023 ascendieron a 19.500 millones de dólares, 2.000 más que en 2022, y Spotify, con más de 626 millones de usuarios activos al mes, es el referente principal dentro de este mercado.
La fama puede encontrarse a una playlist de distancia, pero llegar hasta ellas no es tarea fácil. Los curadores editoriales reciben cientos de canciones cada día y únicamente las que cumplen con sus requisitos entran en sus listas. La calidad de la producción es fundamental, pero no lo es todo: la originalidad, el potencial para conectar y la coherencia con un género musical etiquetable son claves. Además, los artistas deben participar en el juego promocional de forma constante optimizando sus perfiles digitales, manteniendo activa a su comunidad en redes sociales y lanzando su música de acuerdo a un plan viable y bien estructurado.
Entonces, ¿basta con convencer a estos editores humanos de la excelencia de nuestra canción para dar el salto? En absoluto. Ya hemos advertido de que la misión no iba a resultar sencilla. Repasemos los tres tipos de playlists existentes en Spotify. Están las editoriales, creadas por el equipo humano de Spotify, como Songs to Sing in the Car, seguida por 11 millones de oyentes, o Baila Reggaeton, con 10,7 millones. Son las denominadas ‘oficiales’, el objetivo principal de los artistas. También están las listas de algoritmo, automáticas y personalizadas para cada usuario, como Radar de Novedades o Descubrimiento Semanal. Cierran el grupo las millones de listas creadas por usuarios anónimos, fans, blogueros, DJs, influencers…
Vamos con algunos ejemplos de artistas que han multiplicado su éxito gracias a una buena estrategia de playlists. Dentro del grupo de músicos que han expandido su alcance hasta límites espectaculares podemos destacar este año a Sabrina Carpenter y a Chapell Roan, cuyos éxitos han resonado en todo el planeta tras aparecer en las principales playlists de éxitos de Spotify. Taylor Swift repite por segundo año como la artista más escuchada en la plataforma, algo que posiblemente no habría logrado si sus canciones no coparan los primeros puestos de las principales listas de Spotify. Igualmente, la presencia masiva en listas de Bad Bunny, quien no publicó música propia (sólo hizo colaboraciones) en todo 2023 y que únicamente ha lanzado un sencillo en 2024, ha ayudado a que repita por sexto año consecutivo como el artista latino más escuchado.
A una escala mucho más modesta, el propio blog de la plataforma sueca recuerda el caso de éxito de la banda británica de rock Yonaka, quien tras presentar en 2019 diversas canciones para su inclusión en la playlist Rocked (actualmente rebautizada como The Rock List) ha ido creciendo de forma sostenida hasta consolidar una comunidad estable de seguidores que, a día de hoy, supera los 750K oyentes mensuales.
Retomemos la cuestión principal: cómo aparecer en una playlist oficial. No es magia ni producto del azar, requiere planificación. Los artistas pueden enviar sus canciones a los editores de Spotify a través de la sección Spotify for Artists y pedirles que las incluyan en cualquiera de las más de 7.000 playlists editoriales existentes en la actualidad. ¿Alguna vez has leído un post de un artista al que sigues pidiéndote que reserves un tema que está a punto de lanzar? Si una canción recibe muchos presaves, sus posibilidades de entrar en estas playlists aumentan. Viene a ser como cuando la gente votaba por sus temas favoritos llamando por teléfono a las diferentes cadenas de radio.
El proceso no acaba con enviar la canción. Los artistas también deben aportar toda la información posible sobre el tema, desde el género hasta los detalles creativos y los logros recientes del artista: artículos en prensa, presencia en otras playlists, crecimiento de seguidores, presaves…. Los curadores (con un poquito de ayuda de algún que otro algoritmo según las malas lenguas) valoran todo esto antes de decidir.
Evidentemente, los jugadores desconocidos para el gran público no entran directamente a disputar partidos en primera división. Spotify cuenta con playlists locales de prueba donde van ubicando a los nuevos artistas y sus canciones. Si funcionan bien y reciben buenas métricas, ascienden progresivamente a playlists globales más importantes. Viene a ser el equivalente a pasar de tocar en bares pequeños a llenar salas más grandes, recintos deportivos, estadios gigantes... Todo está calculado: cada playlist cumple una función y un nivel dentro del camino hacia el éxito.
Es posible que las playlists hayan democratizado el acceso a la música y que hayan allanado el camino para que un artista independiente pueda llegar a audiencias globales sin pasar por un sello discográfico tradicional, pero hay efectos colaterales. El sistema ha acortado enormemente el ciclo de vida de las canciones, lo cual obliga a lanzar singles de manera constante, y ha homogeneizado los gustos, con lo cual tenemos a muchísimos artistas produciendo millones de canciones asimilables a los géneros/etiquetas más populares.
Con el actual ritmo de evolución tecnológica resulta casi imposible adivinar el futuro de la industria musical. Lo que sí podemos afirmar, a día de hoy, es que las playlists se han convertido en el equivalente de la radio fórmula clásica. Y también podemos garantizar que muchos de los artistas que hacen palpitar nuestro mundo con su música seguirán creando canciones excitantes, innovadoras y arriesgadas sin tener en cuenta lo que el algoritmo o los editores de Spotify puedan pensar de ellas. Sólo por el placer de hacernos felices y, de paso, para que nuestros curadores especializados en emociones las incluyan en nuestra playlist Momentos Alhambra. Una cuidada selección de canciones para quienes, como tú, no se limitan a consumir música sino que la viven, la sienten y la comparten.
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