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Turismo cultural: 8 tendencias que nos conquistarán en 2025
No solo destinos, sino experiencias y otros anhelos: todo lo que guiará las decisiones de los viajeros más atentos en los próximos meses
La cultura, entendida no solo como un conjunto de destinos históricos o artísticos, sino también como experiencias inmersivas y reflejo de los deseos de los viajeros, es un motor crucial para toda la industria turística. En 2025, las nuevas tendencias del turismo cultural muestran un cambio profundo: los viajeros buscan conexiones auténticas, narrativas locales y momentos que enriquezcan su visión del mundo.
1. El regreso a lo familiar y el redescubrimiento de lo cercano
A raíz de la pandemia, que, aunque parezca ya lejana en el tiempo, sigue siendo una línea divisoria a tener en cuenta en cualquier análisis, dos tercios de los viajeros optan por lugares familiares. Esta preferencia por lo cercano refleja una búsqueda de seguridad y confort, dejando en segundo plano las aventuras exóticas. Sin embargo, esta tendencia no significa una renuncia a la curiosidad; más bien, invita a redescubrir los destinos desde nuevas perspectivas. Iniciativas como Tourism Open Minds de la UNWTO promueven este enfoque al revalorizar destinos menos transitados, fomentando la sostenibilidad y el intercambio cultural.
2. El auge de los pequeños pueblos
El turismo rural se perfila como una respuesta al over-tourism que afecta a muchas grandes ciudades. Proyectos como el de Airbnb en Francia han revitalizado pequeños pueblos mediante la restauración de patrimonios históricos y la promoción del turismo local en clave cultural. Este modelo también se replica en Italia, España y Portugal, y responde a un viajero más consciente, que busca huir de multitudes para descubrir autenticidad cultural. Además, distribuye beneficios económicos a regiones olvidadas, reduciendo la presión en destinos saturados como Santorini o París.
3. Personalización y conexión con la cultural local
China lidera un cambio hacia el turismo cultural en sus áreas rurales. Zhujiawan y Zhagana han integrado narrativas culturales, en el sentido de una conservación y promoción de las costumbres y el entorno, atrayendo visitantes interesados en las tradiciones locales. En lugares como Xiajiang, los viajeros participan en talleres de artesanía o ceremonias del té, mientras que festivales como la de los balcones de Huangling combinan tradición y estética para crear experiencias únicas. La personalización será clave en 2025, con los viajeros demandando actividades que los conecten genuinamente con las culturas locales, alejándose de itinerarios predefinidos.
4. Capitales europeas de la cultura
Las capitales europeas de la cultura 2025 son Chemnitz (Alemania), un territorio renacido de sus cenizas industriales y las ciudades hermanadas de Nova Gorica y Gorizia (en la frontera de Eslovenia e Italia). Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, la región de Chemnitz combina arquitectura art nouveau, historia minera, y espacios culturales innovadores como el Sendero Púrpura y festivales artísticos. Nova Gorica y Gorizia representan la unión cultural a través de una frontera histórica. Rodeadas de los Alpes Julianos y el río Soča, ofrecen una rica diversidad de tradiciones eslovenas, italianas y serbias.
5. Turismo cultural inspirado por la narrativa audiovisual
El set-jetting se consolida como una tendencia clave dentro del abanico de opciones ofrecidas por el turismo cultural. Series como The White Lotus han generado picos de interés hacia destinos como Taormina, en Sicilia, o países como Rumanía, con su atmósfera gótica destacada en producciones como Wednesday. Por su parte, Francia sigue atrayendo a fans de Emily in Paris. Estas narrativas no solo inspiran, sino que también redefinen la forma en que los viajeros experimentan sus estancias. En 2025, este tipo de turismo continuará creciendo, con nuevos destinos entrando al radar global gracias a series, películas y videojuegos.
6. La convergencia entre tecnología y tradición
Regiones como Cataluña y Navarra están apostando por estrategias que conectan el turismo con las industrias culturales y creativas (ICC), a través de iniciativas como SmartCatalonia. Este enfoque no solo diversifica la oferta cultural, sino que también fomenta el desarrollo territorial e industrial. El turismo cultural avanza hacia la digitalización sin perder sus raíces. Otro ejemplo de ello es el museo virtual de Bad Ischl, que permite explorar 7.000 años de historia desde cualquier lugar del mundo.
7. El poder de la gastronomía
La gastronomía también juega un papel crucial en el turismo cultural. Proyectos recién inaugurados como Grand Tour Italia, en Bolonia, destacan la riqueza culinaria local, promoviendo rutas alimentarias únicas que conectan a los visitantes con la cultura de manera profunda. Este tipo de experiencias refuerza la importancia de los sentidos en la construcción de memorias de viaje. De hecho, viajar a Granada es sinónimo de saborear sus tapas y el universo de Cervezas Alhambra.
8. La necesidad de un turismo sostenibile
El turismo cultural se presenta como una herramienta clave para abordar los desafíos de sostenibilidad. Proyectos como ‘Leaving Nothing But Footprints’ en Noruega promueven prácticas respetuosas con el medio ambiente, mientras que destinos rurales apuestan por preservar tradiciones y recursos, aprovechando el potencial de su entorno natural. Esta conciencia también influirá en los viajeros, quienes buscarán cada vez más opciones responsables que combinen el disfrute con la conservación.
El turismo cultural en 2025 no solo significará viajar, sino también conectar. Todas estas tendencias apuntan hacia una experiencia enriquecedora y responsable que celebra la diversidad y fomenta la innovación. Los viajeros tienen la oportunidad única de ser protagonistas en la construcción de un turismo más humano y sostenible.
Imágenes I Unsplash
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