Por Lorena Papí Rodes
La artesanía evoca tradición. Es historia, escrita por manos expertas en el arte de darle forma a materiales como la madera; pero también, al tiempo. Que, para David Santiago, es “la materia prima con la que trabaja cualquier artesano”. Él también ha aprendido a modelar las horas con paciencia en su taller de Cantabria, en el que diseña y elabora con madera todo tipo de utensilios artesanales de cocina.
Como todos esos artistas que comparten su talento a través de la plataforma Creación de Autor, impulsada por Cervezas Alhambra, con sus creaciones, David invita a vivir la vida —y la cocina— deteniéndose en saborear cada momento.
Las piezas de este artesano destacan por su simplicidad. Esa es su mejor virtud: son capaces de resaltar la belleza de la forma reducida a la mínima expresión. Diseñada y creada por él, a partir de maderas de explotaciones sostenibles, locales —procedentes de podas— o bien de aprovechamiento, su colección de menaje es el resultado de su empeño por rescatar casi del pasado objetos familiares, “sencillos, amables, cotidianos y sin pretensiones, que orbitan alrededor de la idea de compartir”.
Llaman la atención tanto por su carga artesanal como por el concepto de diseño implícito en ellas. Sus creaciones, aunque trasladan a la memoria a las cocinas de la infancia, están muy ancladas al presente.
Cómo David Santiago llegó a la artesanía: el origen de su pasión por el proceso creativo
Pese a que, según asegura, su formación y su actividad artística se dieron en períodos muy breves, David ha conseguido hacer suya la madera, imprimiendo en ella su marca de artista; un estilo propio que ha ido adquiriendo recorriendo su camino como artesano. Aunque le cuesta reconocerse en la definición clásica de este oficio y se sienta más identificado con otra idea más simple. Que la artesanía solo es la respuesta a un impulso, a un “deseo de hacer las cosas bien”.
Pero para hacer que la madera cobre vida y se transforme en rodillos, en palas de hornear, en herramientas listas para otro proceso creativo —la cocina— se necesita algo más que esa pulsión. El tiempo dirige y manda. Su oficio requiere un ritmo pausado, un abandono de la prisa, propia de la producción mecanizada y en masa.
Esa premisa, la del valor del tiempo, es la que hermana su trabajo al de los maestros cerveceros de Cervezas Alhambra. Incluso a su filosofía como firma, expresada a través de su manifiesto: la experiencia de degustar una de sus variedades pasa por tomarse el tiempo necesario para entender lo que no se puede explicar. Solo así los sentidos se comunican, revelando los detalles. Como al trabajar con la madera, son las manos y los ojos los que hablan, dando pistas al artesano.
Culminar el trabajo con sus manos, le da otra dimensión a esa parte, ya de por sí genuina y especial, que es el diseño. Su filosofía se basa en “una idea del trabajo manual o artesano abierta, en la que la técnica o el oficio quiere estar en un plano de influencia mutua respecto de la parte creativa. El diseño busca la técnica y el trabajo del taller diseña, en cierto modo”.
El enfrentarse a la madera, cara a cara, le permite disfrutar de todas las facetas de un oficio tan artístico. “Hay una serie de tensiones que se generan en el taller”, explica, “que tienen que ver con el pensar y el hacer y que no suceden del mismo modo si solo se piensa o solo se hace. Uno se encuentra con sus capacidades, sus deseos y sus limitaciones, con ilusión por crear algo nuevo pero con la necesidad de buscar siempre alternativas ante las limitaciones propias y de los medios de que se dispone”.
Objetos para usar y disfrutar
Detener el tiempo en el proceso, mientras la madera en bruto se convierte en piezas tan útiles como elegantes. Elementos que, incorporados a la mesa, convierten esa experiencia compartida alrededor de unos platos en instantes únicos; auténticos. Es el mismo rol que desempeña Cervezas Alhambra: transformar lo cotidiano en especial; el momento de disfrutar de una de sus variedades en un regalo para los sentidos.
Cada una de sus piezas es un homenaje a unos elementos de intervención providencial. Para los demás, cucharas, tablas de cortar, o recipientes. Para David, “medios de encuentro entre la comida y el disfrute, el trabajo y el placer, que se funden al final en ese espacio compartido que es la mesa, donde se ofician tantas cosas”.
Fue un “deseo de aprender y disfrutar con cada aspecto y detalle del proceso creativo”, recalca, lo que le llevó a diseñar y luego fabricar “objetos y muebles de madera para usar y disfrutar”. La relación de David con la madera, muy presente en el entorno de su infancia y en su evolución como artesano, le llevó a tomar el camino que le permitió domar el nogal y el arce duro; el roble y el cerezo. A obtener de sus propios árboles esa materia prima, tan agradecida y versátil.
Usar madera y no otro material es clave para conseguir transmitir, según David, “calidez y ternura”. De ella aprecia su mutabilidad pero, sobre todo, la posibilidad que le da de crear objetos con vida: “la madera, en un producto, nos habla de cómo ha sido producido el objeto y su material al mismo tiempo. Nos sensibiliza y nos remite a nuestra manera de estar en el mundo, que, como ese organismo vivo que es la madera, requiere también un cuidado”, continúa David.
Pero sus utensilios son algo más que simplemente menaje. Esas creaciones le han llevado a trabajar con estudios de diseño pero también con chefs y restaurantes de todo el mundo.
Con ellas ha participado en mercados de diseño, exposiciones y muestras como Cuidado Diseño. Artesanía contemporánea española, en el contexto de Madrid Design Festival 2019. Son una prueba más de ese resurgir que vive la artesanía, aunque, como lamenta Santiago, “justo cuando casi no quedan talleres artesanos”.
La elección de la madera, los diferentes veteados que esta muestra en cada pieza —esa personalidad que adquiere algo hecho a mano—, la finura del acabado, con esa pátina de brillo que proporcionan el aceite y la cera de abeja... Son muchos los detalles que se van revelando en sus creaciones. Que están a la vista de todo aquel que sepa dejar de mirar y empezar a ver. De quien se toma el tiempo suficiente para apreciar el esmero que hay tras cada uno de estos trabajos. De quien sabe Parar Más. Sentir Más.
Por eso Cervezas Alhambra mantiene un vínculo tan especial con la artesanía: porque como en la creación de una cuchara de madera, de una lámpara de vidrio soplado, o de un instrumento de luthier, hay una gran dedicación por parte de sus maestros. Un mimo por el proceso, que se traduce en esos detalles que hacen especiales sus variedades, como sus tonalidades, su cuerpo o la densidad de su espuma y en las sensaciones que provocan.
Palas de hornear
Con ellas empezó todo. Fue la nostalgia que le evocaba el pan lo que llevó a investigar sobre las masas y, desde ahí, a aportar sabiduría al proceso de elaboración del pan. Pero como artesano, creando estas herramientas para los panaderos caseros que elaboran cada día su pan en el obrador.
Rodillos
Tan importante es el acabado como el resto del proceso. Sus rodillos y esa presencia distinguida que adquieren al ser impregnados con su mezcla especial de aceite y cera de abeja así lo demuestran. Pero la verdadera clase reside en sus suaves curvas. Con asideros o sin ellos, su diseño minimalista concede todo el protagonismo a la madera, realzando así las virtudes de un material tan noble.
Tablas
Reconoce que es su producto con más éxito. Al fin y al cabo, es la base —literal— del proceso culinario. Donde se prepara cada ingrediente adecuadamente antes de su entrada en escena. Donde se corta ese pan que, una vez más, reincide en la idea de compartir, implícita en esas reuniones alrededor de una mesa. Compartir comida, pero también momentos especiales.
Recipientes
Resistentes, pero a la vez, suaves al tacto. Delicados, pero con la solidez para soportar ese trasiego de la cocina. Así son los recipientes creados por David: platos, bandejas e incluso vasos que comparten un leitmotiv: dar una presencia orgánica a la mesa. Convertir el momento de comer en “una experiencia para todos los sentidos”.
Contenedores
Su mayor virtud no es la de poner orden a la cocina. Las cajas de madera de David casi podrían ser elementos decorativos, de esos que aportan un aspecto rústico y cálido a cualquier espacio. Pensadas como cajas de almacenaje, en las manos de este artista adquieren, a veces, formas caprichosas. Pero siempre cuidando al máximo cada detalle y cada línea y, muy especialmente, su acabado.
Con artistas como David Santiago, se pone en valor toda la historia que arrastra un trabajo tan antiguo como el de artesano de la madera: sus procesos de fabricación, la familiaridad que despiertan esos objetos antaño tan cotidianos, hoy propuestas vigentes y claros ejemplos de ese renacimiento de la artesanía y de su vuelta de tuerca contemporánea.
Sus trabajos pueden adquirirse en ACME Hostelería (Barcelona o Madrid), en la Galería Tiempos Modernos (Madrid), en Gunni&Trentino Flagship Store (Madrid), en AOO (Barcelona), en Numa (Santander) o en Mure (Online).