Recetas sencillas para esas tardes y noches de verano que nunca terminan. Abre tu despensa y déjate conquistar por las infinitas posibilidades de las conservas.
Por Esther Morales
Cuando de verdad disfrutamos, cuando nos sentimos en sintonía, no hay experiencia que se nos haga eterna. Al contrario, parece que el tiempo pasa volando cuando nos tomamos las jornadas sin prisas. Una sensación muy placentera y recurrente en las tardes interminables de verano, en las que parece que el sol nunca se pone y el frío de la noche nunca llega.
Tardes que empezamos en el jardín de casa, acompañando unas aceitunas y unas patatas con la frescura de Alhambra Lager Singular, pero que terminan con una cena de picoteo improvisada. Abrimos la nevera, disponemos la vajilla y nos adentramos en la despensa para recuperar esas conservas tan recurrentes que, bien interpretadas, pueden convertirse en auténticas delicias.
Mejillones, berberechos, ventrescas, sardinas y tantas otras joyas marinas en lata con una versatilidad infinita para terminar de alegrar esta cena rápida. Aquí van cinco ideas fáciles de picoteo para preparar en poco tiempo y con muy pocos ingredientes. ¿La mejor herramienta? Un poco de ingenio y muchas ganas de alargar esta cena al calor del verano.
Untable de mejillones y queso crema
Patés, hummus, olivadas y cualquier variedad de untable son excelentes alternativas para cualquier picoteo. Acompañados de unos picos o las llamadas regañás son un aperitivo ligero y, definitivamente, muy adictivo. Con una lata de mejillones en escabeche —una de las conservas más universales—, un poco de queso crema y una batidora podemos preparar una crema deliciosa, de toques avinagrados y ácidos. Presenta la mezcla en un cuenco y culmina con un poco de cebollino para obtener ese toque de frescura que tanto nos conquista en esta época del año.
Vinagreta de judías verdes con berberechos
Entre los clásicos veraniegos, la vinagreta de legumbres es uno de los platos más sencillos y agradecidos de la temporada. Lo interesante de sustituir las habituales alubias o lentejas por las judías verdes (a caballo entre la legumbre y la hortaliza) es que podremos conseguir un plato más ligero. Casan muy bien con el sabor de los berberechos y con un buen aliño en el que el vinagre de Jerez sea el protagonista. También se pueden incorporar unos pocos tomates tipo cherry y pipas de calabaza para hacerla más completa y, por descontado, para terminar de conquistar a tus comensales.
Anchoas con queso
Las conservas también tienen su punto de sofisticación y, definitivamente, la mejor muestra son las anchoas. Este manjar es todo un emblema en tierras de mares bravíos, como el Cantábrico, donde presumen de sus famosas anchoas de Santoña. Acompañadas con un queso bien curado y Alhambra Reserva Roja son todo un deleite para los sentidos. Además, si incorporamos un poco de membrillo a este sensacional bocado, resaltaremos aún más los sabores acaramelados de esta variedad de cerveza tan particular.
Endivias con ventresca y pimientos del piquillo
A partir de los meses de verano, la temporada de endivias empieza a desaparecer gradualmente. Sin embargo, todavía estamos a tiempo de hacernos con esta delicia tan fresca, que combina a la perfección con ventresca en conserva y pimientos del piquillo. El toque definitivo es un poco de sal y un buen aceite de oliva —de esos que tienen tanto sabor que pican en la punta de la lengua—. También podemos sustituir las endivias por cogollos troceados. Una receta veraniega, muy sencilla e ideal para los apasionados del producto fresco.
Empanada de sardinas
La preparación de las masas caseras requiere de bastante tiempo, pero ¿acaso hay algo más satisfactorio que saborear una empanada elaborada de principio a fin por nosotros? Para el relleno, solo necesitamos preparar un poco de cebolla con tomate triturado en la sartén, incorporar las sardinas y un toque de pimentón de la vera. Un plato de los que conquistan y que será todo un colofón para una velada de verano sin prisas.
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