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Por María José Amengual
Los momentos que quedan en nuestra retina y nuestro corazón son aquellos que aprovechamos para disfrutar con los nuestros, como un aperitivo que nos permita hacer un parón y relajarnos con una buena conversación, alrededor de una sabrosa receta y de nuestra variedad de cerveza preferida, sorbo a sorbo y bocado a bocado.
Elaborar un aperitivo casero no es complicado si nos decantamos por recetas como estos fingers de pollo acompañados con una salsa sabrosa, una elección perfecta para degustar cada instante. Aunque nuestras rutinas nos impiden muchas veces disfrutar sin prisa, vale la pena buscar ocasiones con las que desconectar y maridar la vida con Cervezas Alhambra.
Además, esta es una receta sencilla y más ligera que los fingers tradicionales, pues los trozos de carne no se fríen, sino que se hornean. Así, la cantidad de aceite que se usa se reduce drásticamente, consiguiendo un resultado más ligero, pero conservando todo el sabor y la esencia del plato.
Los fingers de pollo al horno quedan muy crujientes recién sacados del horno, por eso lo mejor es preparar la cantidad justa, pues el rebozado de los que sobren perderán esa cualidad. Son ideales para servirse como picoteo o como primer plato de cualquier menú, sobre todo, para cenar, acompañados de una ensalada de lechugas variadas o verduras asadas, aprovechando que el horno está caliente.
El contraste entre la carne suave del pollo y la salsa con base de mostaza marcan el sentido de este plato en el paladar. Todo un despertar para los sentidos que se acentuará si maridamos esta receta con Alhambra Reserva 1925. Los aportes cítricos y afrutados de esta variedad crean el punto de contraste y armonía perfectos para este plato. También lo hace la nitidez y la presencia de su lúpulo, que aporta aroma y frescura en boca, y permite disfrutar esta combinación con cada sorbo y cada bocado.
Los fingers son unos palitos de pollo, sin piel ni huesos, que se rebozan y fríen y que suelen servirse con alguna salsa. Se diferencian de los nuggets en que estos últimos se preparan con pollo picado. Tanto unos como otros conquistan a toda la familia, pues son muy sabrosos y perfectos para compartir.
Aunque seguramente su origen es más antiguo, fueron los ingleses y escoceses los que llevaron el pollo frito al continente americano, donde se convertiría en uno de los platos estrella de la cultura gastronómica norteamericana. Posteriormente, los sureños estadounidenses dieron a este plato su sabor tan característico, a especias y condimentos, llegando hasta nuestros días como una de las especialidades de comida rápida más ricas y fáciles de preparar en versión casera y saludable.
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