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Por María José Amengual
Para aquellas ocasiones en las que nos apetezca servir un entrante original y delicioso, sin complicarnos demasiado en la cocina y con el que nos podamos lucir ante nuestros comensales, esta receta de pimientos rellenos de gambas es una opción estupenda.
Además, podremos organizarnos fácilmente y dejarlos preparados con antelación, para no tener que pasar demasiado tiempo entre fogones justo antes de servirlos. El relleno puede hacerse horas antes, incluso el día anterior, y solo nos quedará introducirlo en los pimientos y hornearlos, para que lleguen calientes a la mesa.
Incluso, para aprovechar el trabajo de elaboración, podemos preparar más cantidad de pimientos y, una vez los tengamos rellenos, congelarlos en una bandeja para que no se peguen. Después solo tendremos que guardarlos en una bolsa y, cuando queramos consumirlos, bastará con sacarlos de la bolsa y hornearlos.
Los pimientos del piquillo son un ingrediente muy versátil que permite varios rellenos, tanto con carne como con pescados o productos de la huerta. En esta ocasión, nuestra propuesta utiliza las gambas, que aportarán un sabroso sabor dulzón al conjunto.
Para redondear completamente la experiencia de degustar esta receta de pimientos rellenos de gambas, nada como una Alhambra Lager Singular, una variedad de Cervezas Alhambra de carácter único, cuidado e intenso, inspirada en las clásicas Lager Pilsner.
Los maestros cerveceros de Cervezas Alhambra siguen un cuidado proceso de elaboración para obtener una cerveza Lager ligera, equilibrada y de amargor suave que se traduce en un sabor refrescante que realzará los ingredientes de esta receta, tanto la suavidad de la bechamel de pescado como la crema que recubre los pimientos. Porque solo dedicando el tiempo necesario a cada fase del proceso se consigue una cerveza tan singular o un plato tan atemporal como este.
Todos los pimientos, chiles y guindillas del mundo pertenecen a la familia botánica de los caspicum. Su origen se encuentra en Sudamérica, llegando a nuestro país allá por el siglo XV. Los pimientos del piquillo, con una longitud entre 5 y 8 cm, se cultivan en Navarra y deben su nombre al “piquillo” que tienen en su extremo inferior, que se retuerce y vuelve ligeramente hacia arriba. Normalmente, son de sabor suave, aunque en alguna ocasión su carne carnosa y de un llamativo color rojo puede resultar picante.
Es muy habitual encontrarlos en los establecimientos en bote o en lata y, en este caso, debido a su procedimiento de elaboración, tienen un característico aroma a horno de leña, lo que confiere a los platos en los que se emplea este ingrediente un sabor inconfundible.
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