El aire fresco de la costa es el destino, pero en el trayecto hay muchas razones para disfrutar sin prisa
Por Esther Morales
Se dice que, para alcanzar una meta, lo mejor es disfrutar el camino. También ocurre con el más cotidiano de los viajes veraniegos, donde una simple conversación, una colina perdida o un manjar local son todo lo que necesitamos para rememorar ese trayecto para siempre.
Porque también hay una forma -sin prisa- de realizar esa ruta hacia los destinos más frescos, en la costa y en el norte de España. Más todavía cuando tenemos la suerte de recorrer un país repleto de especialidades gastronómicas que tienen que ir, sí o sí, directas hasta nuestro equipaje.
Tanto si vamos como si volvemos. Lo mejor de la meseta está siempre disponible para que hagamos un alto en el camino y nos dejemos conquistar por sus insólitos paisajes (de trigo, almendros, olivos y montañas). Pero, también, para adquirir cualquiera de estos clásicos gastro, llevarlos hasta casa y vivir nuestros propios Momentos Alhambra a la vez que los saboreamos.
1. Berenjenas de Almagro
Este es uno de los encurtidos más especiales de nuestra gastronomía. Sin embargo, no todos saben que esta variedad de berenjena posee la indicación geográfica protegida porque solo se cultiva en esta localidad de Ciudad Real. Su sabor combina la característica acidez del aliño con el toque dulce que la propia verdura desprende cuando, durante su elaboración, se cocina previamente.
Son una propuesta de lo más acertada para tomar como aperitivo sencillo en casa, con unas patatas fritas y alguna conserva, como berberechos o mejillones. También se pueden laminar y usar como colofón para canapés cien por cien inspirados en el sabor del pueblo.
2. Torreznos de Soria
La gastronomía de Soria está llena de secretos. Un ejemplo es su famosa mantequilla o algunos imprescindibles de otoño, como sus trufas, níscalos y boletus. Sin embargo, hay un manjar que adorna las vitrinas de sus bares y nos regala bocados crujientes cuando lo degustamos. Son los conocidísimos torreznos, que hacen que la provincia destaque como ninguna otra en el mapa de los destinos gastronómicos de España.
No podemos dejar de visitar Soria sin llevarnos una bolsa de torreznos como souvenir culinario. Ideales para acompañar, desde la tranquilidad de casa, con el particular sabor de Alhambra Reserva Roja y sus notas dulces con toques de fruta blanca madura.
3. Queso manchego
No hay duda de que España es un país de quesos. Los hay para todos los gustos, con más o menos untuosidad, y con intensidades de sabor que dan para una tabla de lo más variada. Sin embargo, hay que admitir que uno de los grandes placeres de visitar regiones de interior, como Castilla-La Mancha, es perderse entre sus quesos. Sobre todo entre los curados y semicurados, que podemos adquirir al vacío en sus comercios, llevarlos a casa y tener queso para varios meses (los suficientes hasta nuestra próxima visita a la región).
Hay múltiples queserías repartidas por el territorio manchego, pero una muy recomendable es la del pueblo Villarejo de Fuentes, donde encontraremos variedades convencionales y otras más especiales, elaboradas con orégano, miel, vino o resoli. Ideales para cortar en nuestra cocina y darnos un capricho acompañado de Alhambra Reserva 1925.
4. Miguelitos de la Roda
Cuando se trata de hablar de clásicos de interior, nada como hacer mención a los Miguelitos. No son solo unos pastelitos cualquiera, sino que son un símbolo de la historia de nuestro país. Empezaron a fabricarse en una conocida pastelería de La Roda en los años 60 y no tardaron en convertirse en un emblema de las vacaciones de verano familiares. Concretamente, de aquellas paradas en Albacete a la vuelta de la costa valenciana para comprar Miguelitos y llevarlos como recuerdos.
Eran tiempos en los que el acceso a los postres no era tan habitual, por lo que un bocado a estos pastelitos suponía descubrir matices y texturas nuevos. Hoy en día siguen siendo todo un irremplazable y se pueden encontrar en multitud de presentaciones y sabores: con su deliciosa base de hojaldre y rellenos o coberturas de crema pastelera, chocolate o azúcar glas. La excusa perfecta para dejarse caer por la zona y emular las costumbres de nuestros padres y abuelos.
Imágenes | Facebook de Miguelitos Ruiz
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