Maestros del tiempo
Una propuesta diferente para viajar y descubrir la cocina local de algunos rincones de España.
Por Isabel Sauras
Los foodies sabemos bien que viajar y hacer turismo no es más que un pretexto para disfrutar del objetivo: deleitarse con la gastronomía del lugar. Llega el buen tiempo y con él las ganas de abandonar la rutina y de pasar tiempo fuera de casa, de montarnos en el coche y descubrir, en buena compañía, los fascinantes tesoros que esconde nuestro país.
Por si necesitamos ideas nuevas, aquí viene una propuesta original de tres destinos gastronómicos diferentes y tres platos de lo más especiales. Porque en la singularidad está la virtud, como ocurre en Alhambra Lager Singular, una cerveza con una receta muy cuidada e intensa que, gracias a su fermentación lenta, consigue unos matices únicos y originales.
Sorropotún, en San Vicente de la Barquera
Viajar a Cantabria siempre es una buena idea: su interior es un espectáculo, pero sus pueblos costeros son una delicia difícil de superar. San Vicente de la Barquera, reconocido como uno de los pueblos más bonitos de España, es un festival de salitre y costumbrismo, con un espectacular conjunto medieval por descubrir. Es, además, punto de partida del camino Lebaniego que conduce a Santiago de Compostela bordeando la costa y pasando por el monasterio de Santo Toribio de Liébana.
San Vicente de la Barquera nos recibe con una propuesta gastronómica muy marinera, y muy del norte, como no podía ser de otra manera. Bonito capturado en el mar Cantábrico y cortado en dados, patatas rehogadas, cebolla bien pochada y pan del día anterior es todo lo que se necesita para preparar sorropotún, una receta elaborada con ingredientes humildes y de sabores muy intensos que tiene su origen en el marmitako del vecino País Vasco.
El sorropotún es un plato tradicional y muy reconfortante típico de la localidad cántabra y se puede comer todo el año, pero brilla especialmente en verano, porque es, sin duda alguna, la mejor temporada para disfrutar del bonito. Si visitamos este encantador pueblo en el mes de septiembre, podremos asistir a las fiestas de “La Barquera” y “El Mozucu” y aprovechar para probar el más típico sorropotún que se reparte a vecinos y turistas durante esos días. Quienes hemos probado esta marmita barquereña sabemos que su sabor permanecerá en nuestra memoria gastronómica para siempre.
Pulpo a la mugardesa, en Mugardos
No solo de pulpo a feira viven los amantes de esta delicia del mar, y, para descubrirlo, nada más estimulante que una escapada a Mugardos, en la comarca de Ferrol. Cuentan los lugareños que el pulpo a la mugardesa nació de la necesidad de hacer crecer las raciones de pulpo para que alimentaran más a sus ciudadanos en épocas de sequía económica.
La receta es bastante sencilla, pero muy resultona y consiste en elaborar un buen guiso de patata, cebolla, pimiento rojo y ajo con un buen fumet de pescado de base para elevar al pulpo (previamente cocido) a una nueva dimensión. Imprescindible, como en toda receta gallega que se precie, añadir una hojita de laurel en el momento justo. ¿El colofón? Un acompañamiento con Alhambra Reserva 1925, cerveza para saborear sin prisa, igual que se degusta este plato.
En el mes de julio se celebra en Mugardos la Festa do Polbo, declarada Fiesta de Interés Turístico en Galicia y la mejor excusa para probar este guiso de cuchara en el que el pulpo es, por méritos propios, el absoluto protagonista de la fiesta.
Y además de su rica gastronomía, Mugardos tiene mucho que contar a quienes se acercan a conocer sus encantos: el paseo marítimo resulta muy curioso con sus casitas de colores, que servían a los marineros para identificar sus hogares; el puerto marítimo, que un día fue uno de los más importantes de Galicia, y otros tesoros como el mirador de A bailadora, desde donde divisar unas vistas irrepetibles de la ría de Ferrol, el Castillo de la Palma o la tranquila playa de Bestarruza. ¿Hacen falta más excusas?
Cocina de acinojos, en Gaucín
Viajamos ahora hasta la provincia de Málaga para descubrir un pueblo precioso, con mucho sabor tradicional y una receta de herencia morisca muy sorprendente que no deja de resonar en nuestro paladar.
Nos adentramos en la serranía de Ronda, admirando sus pueblos blancos y sus sobrecogedores paisajes y llegamos hasta Gaucín, que destaca por su castillo del Águila, situado en la cima de un alto cerro y que fue uno de los puntos estratégicos más importantes de España durante la época de la Reconquista. Un lugar ideal para admirar las múltiples águilas y buitres leonados que vuelan majestuosos por la sierra de Ronda.
Paseando entre calles empedradas y casas encaladas encontraremos bares, restaurantes con encanto y rincones donde se hace imprescindible hacer un alto en el camino, como la plaza del Santo Niño con su fuente de los seis caños y el convento de las Carmelitas.
La gastronomía de Gaucín, y de toda la zona, se fundamenta en las reminiscencias de su pasado árabe y en la calidad de los productos de la tierra. Especialmente en primavera y en verano, es tradición cocinar guisos con verduras y hortalizas de temporada y con hierbas silvestres como el hinojo o los acerones; por eso, escogemos, de entre toda la carta de delicias típicas de Gaucín, la cocina de acinojos como plato principal, que se puede tomar caliente o templada en verano.
Para elaborar esta receta, se necesitan acerones, hinojos, cebolla, ajo, aceite y pimentón; después, se le puede añadir un potaje de acelgas y garbanzos. El secreto reside en encontrar el punto de ternura del hinojo y en conseguir un buen majado. ¿Suena difícil de preparar en casa? Precisamente por eso, nada como saborearla en los bares y restaurantes locales con el acompañamiento de Alhambra Lager Singular, una cerveza sin pretensiones que encaja a la perfección con platos humildes como este.
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