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Por María José Amengual
Con la llegada del otoño, los bosques se tiñen de ocres, naranjas y marrones, para recordarnos que el invierno está a la vuelta de la esquina y que nos esperan muchas tardes en las que podremos disfrutar del calor de nuestro hogar. Qué mejor forma de aprovechar esta tranquilidad, que propiciar momentos especiales con los nuestros, preparando, por ejemplo, una deliciosa cena.
Incluso en nuestras cocinas, los ingredientes se impregnan de las tonalidades del otoño y nos invitan a elaborar deliciosos platos con ellos. De entre todos los matices que colorean la estación en la que que nos encontramos, el naranja destaca sobre los demás. Naranja es la calabaza, uno de los ingredientes más habituales en las recetas de esta época, que unida al aroma a bosque de la trufa potencia en nuestros sentidos la agradable sensación de disfrutar del momento, sin perdernos un detalle.
Mientras esperas a que se cuezan los ingredientes de la crema de calabaza con trufa negra, acomódate en tu sillón preferido y sírvete una Numerada criada en barrica de Pedro Ximénez. Todo el abanico de aromas que bullen en tu cocina intensificarán sus matices ajerezados. Un anticipo sensorial del delicioso contraste que se produce al maridar el delicado sabor de la crema con las notas a fruta madura de la cerveza, mezcladas con sus toques a caramelo tostado y chocolate.
Cuando lo que buscamos es un primer plato nutritivo o una cena sencilla y fácil de preparar, una crema de verduras siempre es una buena opción. Y de entre todas las posibilidades de ingredientes, la calabaza es, sin duda, la mejor, por su reconfortante resultado y por ser la máxima exponente de la estación otoñal. Conseguir una crema más especial no es nada difícil siguiendo alguno de estos trucos:
El sabor dulce y suave de la calabaza convierte a esta hortaliza en un aliado indispensable en la cocina, pues conquista fácilmente incluso a los paladares más exigentes. Además, con ella pueden elaborarse recetas tanto dulces como saladas y admite hacerse al horno, cocida, a la plancha, salteada, frita, al vapor... La crema de calabaza es un clásico de la gastronomía, pero hay otras formas de sacarle todo el partido:
Calabaza rellena de arroz: la lavamos y cortamos longitudinalmente, la rociamos de aceite y la asamos hasta que esté tierna. Retiramos la pulpa. En una sartén hacemos un sofrito con ajo, cebolla y espinacas, todo bien triturado, y la pulpa de la calabaza. Hervimos arroz y mezclamos con el sofrito. Rellenamos y gratinamos.
Calabaza frita: pelamos y cortamos la calabaza en bastoncitos, los repartimos en una fuente y los horneamos unos 45 minutos, los retiramos y los dejamos enfriar. Calentamos aceite, salamos, condimentamos los bastoncitos de calabaza al gusto y cuando el aceite está caliente, los vamos friendo hasta que se doren.
Mermelada de calabaza: pelamos y troceamos la calabaza. La colocamos en una cazuela con la mitad de azúcar, moreno o blanco, y la dejamos cocer, a fuego lento, removiendo de vez en cuando para que no se pegue, hasta conseguir la textura deseada.
Buñuelos de calabaza: hervimos la calabaza y la reducimos a puré. La mezclamos con harina, levadura, un poco del agua de la cocción y gaseosa, hasta conseguir una masa blanda y suave. Dejamos reposar una hora. Calentamos aceite en una sartén y vamos echando cucharadas de masa hasta que se doren. Espolvoreamos con abundante azúcar y servimos.
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