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Por María José Amengual
Si hay un ingrediente representativo del estío es el tomate, no en vano es el protagonista de uno de los platos estrella de cada verano: el gazpacho. En esta receta de crema, su sabor se multiplica por la combinación con la zanahoria y se intensifica al estar aromatizado con el jengibre, una unión explosiva que llenará de deliciosos matices nuestro paladar.
La ventaja de esta receta es que podemos servirla tanto fría como templada, por lo que se convierte en ideal para los días calurosos en los que nos encontramos. Tanto como primer plato como para una cena ligera, es una opción que elaboraremos más de una vez en cuanto la hayamos probado, conquistando a cualquier comensal al que se la sirvamos.
Como en cualquier otra receta, por muy básica o sencilla que sea, la elección de los ingredientes utilizados es muy importante, por lo que no vale cualquier tipo de tomate para conseguir un resultado perfecto.
Un tomate grande, rojo y maduro marcará la diferencia y logrará que nuestra receta de crema veraniega pase a ser una imprescindible estival en nuestra mesa. Los toques ligeros y afrutados de una Alhambra Lager Singular, esa cerveza que nos recuerda que este día es la vida, serán el maridaje perfecto.
1 hora y 10 minutos
Fácil
Esta receta admite múltiples variaciones para servirla. Dependiendo de cuándo y para qué ocasión la preparemos, podemos llevarla a la mesa en un bol, en un plato hondo o incluso en una copa, una presentación elegante para una comida especial. Si la mermelada no es de nuestro gusto, podemos acompañarla con unos cuadraditos de pan frito o con unas nueces picadas. Si los sabores intensos nos conquistan, podemos añadir unas gotas de salsa tabasco picante.
Para maridar, una Alhambra Lager Singular es una opción estupenda. Con esta cerveza, inspirada en recetas clásicas de estilo Lager Pilsner alemán, los maestros cerveceros de Cervezas Alhambra siguen un cuidado proceso de elaboración para obtener una cerveza de fermentación lenta, ligera, equilibrada y de amargor suave. Pensada para disfrutar aquí y ahora, para hacer especiales los momentos cotidianos.
Sin duda, cuando el calor aprieta, no hay nada más apetitoso que una crema fría de tomate. Las primeras cremas se preparan desde tiempos inmemoriales, una vez que la humanidad comenzó a elaborar vasijas de barro bien cocidas que se colocaban directamente sobre el fuego.
La palabra sopa deriva del latín vulgar suppa, pan remojado en caldo, procediendo del término germánico soppa, con el mismo significado. Tal es la importancia de las cremas que el vocablo restaurante fue usado por primera vez en Francia para denominar las cremas que se vendían en la calle, con la creencia de que ayudaban a combatir el cansancio físico, siendo capaces de reconstituir cuerpo y espíritu.
En cada cultura y en cada gastronomía encontramos un plato de crema que, según los ingredientes y las técnicas de elaboración usados, recibe un nombre distinto: sopa, potaje, bisque, velouté, etc. El tomate o xitomatl, de origen americano, fue conocido en Europa como pomo d’oro (manzana de oro), y en sus inicios fue considerado como una planta venenosa. Hoy en día no nos imaginamos nuestra cocina sin este ingrediente.
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