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Por María José Amengual
Conseguir elaborar cada día de la semana un menú que sea del agrado de todos nuestros comensales puede ser una tarea ardua, por eso se agradecen propuestas sorprendentes como esta receta, perfecta para esos días de verano en los que buscamos elaboraciones sencillas, frescas y deliciosas.
Como siempre que preparamos un plato por primera vez, hay que ser comedidos con las cantidades que utilizamos de cada ingrediente. Vale más que vayamos añadiendo cada uno poco a poco hasta conseguir el punto perfecto que haga que el conjunto sea totalmente de nuestro agrado. Las cantidades especificadas en la receta, en consecuencia, son solo orientativas: debemos dejarnos llevar por nuestros paladares hasta conseguir ese punto que nos conquiste (especialmente, si hablamos de salsas).
En este caso, podemos mezclar el aliño con las patatas y llevar la ensalada a la mesa ya mezclada. O podemos servir las patatas sin aliño y presentarlo aparte, para que sean los comensales los que se sirvan lo que consideren. Del mismo modo, esta receta es de lo más versátil y puede encajar tanto como entrante de un menú como acompañamiento de multitud de platos, como unas sardinas a la parrilla o unos huevos a la sartén.
30 minutos
Fácil
Esta ensalada de patata con aliño de yogur griego estará deliciosa maridada con una Alhambra Reserva Roja, una cerveza con marcadas notas de cereal tostado junto a notas intensas afrutadas; todo ello, acompañado de una elegante fragancia de alcohol.
Esta es una variedad de Cervezas Alhambra con sabor a caramelo, que presenta en boca un gusto amargo pronunciado, pero fino y equilibrado. Además, consta de una ligera acidez que ayudará a resaltar, junto a la propia acidez del yogur griego, el suave dulzor de la patata. Sin duda, una combinación deliciosa que se convertirá en una de las más habituales de nuestro repertorio.
El origen de la ensalada de patata se encuentra en Alemania. Es un delicioso plato que en su lengua vernácula se denomina kartoffelsalat. Esta receta es una de las señas de identidad de la gastronomía de Alemania, muy sencilla de preparar y perfecta para los calurosos días de verano, pues servida fría está deliciosa.
Sus inicios se remontan al siglo XVIII, que es la época en el que las patatas llegaron a Alemania. En ese momento, este era un ingrediente para aristócratas y nobles. Como los campesinos se negaron a cultivar algo que crecía bajo tierra, Federico el Grande tuvo que obligarles por decreto a hacerlo y apostar soldados en los campos para comprobar que sus órdenes se cumplían.
Poco a poco, las patatas fueron introduciéndose en la gastronomía germana y así es como aparecieron infinidad de versiones de la ensalada de patata que han llegado hasta la actualidad.
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