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Por María José Amengual
Además de ser el último mes del año, diciembre nos trae las celebraciones más especiales. Para los amantes de cocinar, cada año supone un reto encontrar y preparar las mejores recetas que permitirán lucirse y compartir con familiares y amigos.
Una comida especial es la mejor de las excusas para demostrar el cariño, y transmitir sensaciones a través de los ingredientes que preparamos en nuestra cocina es uno de los mejores regalos que podemos ofrecer a quienes estimamos. Y, ya que los aperitivos son el preludio de todo lo bueno que saborearemos después, esta propuesta es una receta que conseguirá dejar el listón muy alto.
En la cocina, y especialmente durante estas fechas, la organización es muy importante, por eso nos conviene buscar recetas que nos permitan preparar el menú tranquilamente. Estos huevos de codorniz con empanado de almendras son ideales, pues podemos dejarlos hervidos y empanados en la nevera y freírlos justo antes de llevarlos a la mesa, para que queden crujientes y podamos saborearlos en su punto exacto de temperatura.
Como es una receta que gustará tanto a grandes como a pequeños, conviene que preparemos un buen número de huevos de codorniz. El empanado, que se convierte en protagonista, lleva almendra molida, pero podemos sustituirla por otro fruto seco, como los pistachos, las avellanas o las nueces.
45 minutos
Fácil
Estos huevos de codorniz empanados con almendra maridan deliciosamente con una Alhambra Lager Singular, una cerveza cuidada e intensa que sigue un proceso de fermentación lenta gracias al cual se consiguen sus matices únicos, ligeros y afrutados, logrando un sabor tan singular como su nombre.
Su suave amargor y la sensación de cuerpo y equilibrio que transmite confieren a esta variedad un sabor excepcional que nos permite disfrutarla en cualquier momento y, especialmente, en el aperitivo. Un momento único para aunar la crujiente capa exterior de esta receta con las suaves notas afrutadas y florales que se intensifican a cada trago.
La costumbre de reunirse antes de una comida o una cena, se remonta al siglo V a.C., cuando Hipócrates creó una bebida amarga a base de vino con sabor a ajenjo y otras hierbas que utilizaba en casos de falta de apetito para estimular el estómago. En la actualidad, los aperitivos son mucho más que tomar algo de comer cuando disfrutamos de una cerveza: es una forma de relajarnos compartiendo buenos momentos antes de pasar a la comida.
En Italia, cuna del aperitivo (antipasti), y en Francia (l’apèro) el aperitivo se toma de las 18:00 hasta las 21:00, y suele acompañarse de un buffet con varios platos de comida a escoger, casi una cena, mientras que en España se realiza tanto antes de la comida como de la cena, normalmente en menos tiempo, y la cerveza se acompaña de una tapa.
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