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Por María José Amengual
Desconectar de la vorágine del día saboreando una Alhambra Reserva 1925 y preparando una deliciosa quiche Lorraine es uno de los máximos placeres de los que podemos disfrutar al acabar la jornada.
Un receta sin complicaciones para la que incluso, si nos organizamos con un poco de tiempo, podemos dejar preparada la masa que forma la base, y así al llegar el momento solo tendremos que darle forma, rellenarla y hornearla, dejando que nuestra cocina se inunde de apetitosos aromas, preludio de la exquisita cena que estamos a punto de servir.
El origen de la quiche lorraine se sitúa en Francia, concretamente en la región de Lorena. Se la considera la receta original de quiche, pues hay muchas variantes de esta conocida tarta salada. Según parece, aparece por primera vez en Nancy, capital de Lorena, alrededor de 1605. En un principio, el relleno se componía sólo de huevos y crema de leche o nata fresca, pero en el siglo XIX, se le añadió la panceta magra, fresca o ahumada, que caracterizan la quiche lorraine de hoy en día.
Nuestra propuesta es una quiche enriquecida con queso y champiñones, y en la que se ha sustituido el bacon por tacos de jamón de York. Las posibilidades son infinitas, de este modo puede adaptarse esta receta a los gustos de cualquier paladar.
1 hora y 30 minutos
Fácil
Preparar una quiche es algo sencillo, pero si queremos un resultado realmente delicioso hay que tener en cuenta una serie de pautas:
1. Para hacer una quiche ideal es recomendable elaborar una masa quebrada casera. Hay muchas recetas de masa quebrada, unas llevan huevo, otras no. Lo importante es encontrar la receta que os funcione y hacerla en casa. Las masas quebradas comerciales están bien para sacarnos de apuros pero no se pueden comparar con la que podemos hacer nosotros.
2. El siguiente paso es hornear la base de masa quebrada con anterioridad y dejarla enfriar antes de añadir el relleno. A este paso se le denomina "cocer en blanco", una técnica sencilla que nos proporcionará una masa crujiente deliciosa. Para cocerla y evitar que se hinche basta con pincharla previamente con un tenedor, aunque también podemos cubrir la masa con papel sulfurizado y colocar un peso encima, como unos garbanzos.
3. La nata líquida del relleno se puede sustituir por otro producto lácteo como crème fraîche, nata agria, yogur, leche o cualquier queso crema de untar o combinaciones de los mismos. El sabor del resultado cambiará según usemos uno u otro, pero lo ideal es probar, experimentar y dar con la mezcla que nos convenza.
4. Un buen batido del huevo con la nata (o de la combinación por la que nos hayamos decantado) ayuda a que la mezcla quede esponjosa y que en ella floten los tropezones que añadamos, quedando bien repartidos y evitando que se vayan a la base. Esto también se puede conseguir si añadimos un poco de harina a la mezcla del relleno.
5. Aunque la receta original de la quiche no lleva queso, añadirlo es enriquecerla y aportarle un punto extra de cremosidad. Es importante usar un queso fundente y cremoso (tipo Emmenthal, Gruyère, Gouda o Cheddar) y tenerlo en cuenta a la hora de condimentar el relleno para que no resulte excesivamente salado. Además del queso, la quiche admite muchos otros ingredientes: espinacas, salmón, puerros, beicon, jamón, cebolla, champiñones, etc. Es importante que estén cocidos previamente y escurridos de todo líquido o grasa.
6. Conviene que la temperatura de cocción no sea demasiado alta, para que la quiche se cueza poco a poco sin hincharse inicialmente para perder volumen después. Otro aspecto a tener en cuenta es la altura escogida para colocar el quiche dentro del horno, siendo la posición central la más adecuada.
La quiche Lorraine es lo suficientemente contundente para constituir, por si sola, una cena, pero podemos acompañarla de una ensalada de hojas verdes variadas si queremos completar un poco el conjunto. Aunque esta receta es para un molde grande, si la preparamos para una ocasión especial o decidimos servirla en un bufé, podemos usar moldes acanalados individuales y preparar mini quiches de ración.
Para maridar nuestra quiche, una cerveza Alhambra Reserva 1925, ayudará a crear el momento perfecto para disfrutar de la cena junto a los nuestros. Con su carácter intenso y gran cuerpo, característico de las cervezas estilo Pilsen Bohemia, armoniza a la perfección con la suavidad de la crema de leche y los huevos. La mezcla de sabores y texturas de este plato potenciará el equilibrio entre el amargor moderado y el ligero dulzor en gusto de la cerveza.
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