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Por María José Amengual
Cocinar es una actividad que, además de permitirnos disfrutar ofreciendo a los nuestros un plato preparado con todo nuestro cariño, nos concede poder viajar a través de los ingredientes y conocer otras culturas y otras gastronomías sin movernos de nuestro hogar.
En más de una ocasión apostamos por elaborar recetas de otros países, y esta vez le toca el turno a los deviled eggs o huevos endiablados, un delicioso bocado originario del sur de los Estados Unidos que hemos enriquecido con un ingrediente muy nuestro, la gamba, consiguiendo un resultado que encandilará cualquier paladar, aunque podemos adaptarlo a nuestro antojo: con bacon troceado, aceitunas verdes picadas, guisantes o nuestro fruto seco preferido, como nueces, almendras o avellanas.
Existen muchas variaciones de esta estupenda receta, igual que ocurre en la gastronomía francesa, donde se denominan
œuf mimosa (huevos mimosa); en la gastronomía húngara,
töltött tojás; en la rumana,
ouă umplute ("huevos rellenos") o los huevos a la rusa que se preparan en Bélgica, Holanda y Alemania y que van rellenos de caviar.
Como en cualquier plato que sea picante, hay que tener en cuenta el paladar de los comensales que van a degustarlo. En este caso bastará con añadir más o menos chile picante, y con acompañar estos huevos endiablados con una Alhambra Singular bien fría, una cerveza de carácter intenso e inspirada en las clásicas Lager Pilsner.
Esta variedad de cerveza combina muy bien con este aperitivo porque los toques picantes predominantes de la receta se atenúan y refrescan con el amargor moderado de la cerveza.
Aunque los deviled eggs tiene su origen en Estados Unidos, el origen de los huevos rellenos se remonta a la antigua Roma de hace miles de años. Los cocineros de los ciudadanos romanos adinerados que podían pagar los huevos los hervían y luego los untaban con salsas picantes de diversos tipos, sirviéndolos como aperitivo de cualquier comida. Así se recoge en "Satyricon", una antigua obra de ficción, en la que un rico ciudadano romano ofrece un banquete en el que se sirven huevos de gallina hervidos y rellenos de carne de pájaros cantores marinada en yema de huevo a la pimienta.
Seguramente, los huevos rellenos siguieron comiéndose durante siglos después de la caída del Imperio, pero no es hasta el año 1200 en Andalucía que no volvemos a tener referencias de ellos. En un libro de cocina de esa época se incluye una receta de puré de yemas de huevo hervidas mezcladas con cilantro, jugo de cebolla, pimienta y salsa de pescado fermentado con la que se rellenaban las claras de huevo hervidas.
En la Edad Media, el relleno de los huevos era diferente; a veces, se cubrían con salsas o azúcar en polvo. Estos huevos rellenos medievales pueden haber contenido queso, hierbas, pasas y aceites con sabor. A veces se freían después de ser rellenados. Fue a mediados del siglo XIX cuando apareció el huevo relleno en el sentido moderno en los libros de cocina americana.
El término "diabólico" empezó a usarse en 1786 para referirse a los platos que incluían alimentos con ingredientes muy calientes o picantes, o que eran hervidos o fritos. Los estadounidenses se apropiaron de él en el siglo XIX como un término para referirse a alimentos picantes. En aquellas culturas en la que se prefiera mantener alejada la palabra diablo de la comida, suelen denominarse huevos aderezados o huevos rellenos.
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