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Por María José Amengual
La tarta de galletas María o bolo de bolacha es un postre sencillo de origen portugués que fue la tarta de cumpleaños de varias generaciones desde la década de los 60. Todavía hoy en día sigue siendo uno de los postres predilectos por, además de no necesitar horno ni utensilios sofisticados, su fácil preparación y su exquisito sabor.
A pesar de que se trata de una creación lusa y de que las galletas María están muy vinculadas a la identidad portuguesa (tanto que muchos piensan que nacieron en este país), lo cierto es que su origen es británico.
Los recuerdos de la infancia son los que nos marcan con mayor profundidad y este dulce tiene el don de despertar nuestra memoria y transportarnos a momentos de plena felicidad. Precisamente eso es lo que hace que para muchos siga siendo su tarta favorita. De este postre existen múltiples versiones, con diferentes cremas, capas y coberturas, pero la auténtica es la más básica y sencilla.
El aroma es uno de los grandes catalizadores de nuestros recuerdos y es el punto en el que convergen una receta y nuestro paladar. Si hay un ingrediente de esta receta que reúne todo eso es la canela: en ella no solo cobra sentido ese conjunto de sensaciones, sino que tiene la capacidad de transportarnos a nuestros más especiales momentos.
Esta especia, dulce y aromática, nos lleva en nuestra imaginación a esas tardes en las que acompañábamos a nuestras madres y abuelas en la cocina mientras nos preparaban una tarta de galletas. La canela es un ingrediente tan especial que endulza a través del olfato y ayuda a realzar cualquier sabor, combinando a la perfección con la singularidad de una Alhambra Barrica de Ron Granadino.
55 minutos
Fácil
A pesar de su gran sencillez, conseguir que esta tarta quede consistente y deliciosa tiene sus secretos. Aquí van unos trucos para que el resultado sea perfecto:
1. La leche debe estar fría, de este modo, las galletas no se romperán. Si queremos aromatizarla con piel de limón y canela en rama, lo mejor sería prepararla el día anterior, dejarla infusionar toda la noche y, al día siguiente, ya fría, retirar la piel del limón y la rama de canela.
2. Las galletas deben mojarse lo justo para que no queden resecas, pero no demasiado para que no se deshagan. Si las galletas estuvieran demasiado empapadas en leche, no se podría extender bien la crema de mantequilla.
3. Podemos cambiar la crema de mantequilla por unas natillas, pero, en cualquier caso, el relleno debe ser espeso, para que la tarta no se desmorone. Por eso es también importante conservarla en la nevera hasta el momento de servirla.
4. Los ingredientes, salvo la leche, deben estar a temperatura ambiente cuando vayamos a elaborar la tarta. Si la mantequilla está fría, no quedará con textura de crema y no se extenderá bien.
Esta tarta está deliciosa recién sacada de la nevera, por eso, lo mejor es que la conservemos en frío hasta justo el momento de servirla. La receta tradicional se prepara con café cargado, aunque esta versión con la leche como protagonista está pensada para ser degustada por todas las edades. Además, el aspecto en forma de flor resulta muy llamativo.
La clave de esta versión de la famosa tarta de galletas es un aroma a canela que invadirá nuestras cocinas. Un toque de sabor muy especial que marida con una cerveza tan singular como Alhambra Barrica de Ron Granadino, perfecta para acompañar texturas cremosas como la de este postre. Una cerveza compleja creada para ser degustada lentamente y en la que podremos apreciar en cada trago multitud de matices que tardan en descubrirse y aún más olvidarse.
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