Selecciona un país
clearRecetas
Por María José Amengual
Hay platos cuya preparación es todo un ritual y cuyo resultado, de apariencia algo rústica y maravillosamente imperfecta, encierra toda la belleza que puede surgir de la mezcla de los mejores ingredientes. Eso es lo que ocurre con esta tarta de requesón, un capricho irresistible que se prepara apenas sin esfuerzo.
Y, para saborear esta explosión de matices en todo su esplendor, nada como apostar por generar toda una experiencia gastronómica de la mano de Cervezas Alhambra y la variedad Alhambra Baltic Porter. Ha llegado el momento de experimentar, como hacen continuamente los maestros cerveceros de la casa granadina en busca de combinaciones sorprendentes de sabores.
Para lograr que esta tarta tenga la consistencia ideal, lo mejor es prepararla con la suficiente antelación, incluso el día anterior, y guardarla en la nevera hasta el momento de llevarla a la mesa. De este modo, gracias al frío, los ingredientes que la conforman se asentarán y no se romperá ni al desmoldarla ni al cortarla en porciones.
1 hora y 15 minutos
Fácil
Esta tarta de requesón tiene un sabor tan delicioso que puede servirse sin necesidad de acompañarla de ningún otro ingrediente, pero estará deliciosa con unas fresas, aprovechando la temporada más esplendorosa de esta fruta. El contraste de sabores es espectacular, de ahí que sea una combinación muy popular. Otra opción es untar la superficie de la tarta con nuestra mermelada preferida, ya sea de fresas, de moras o de arándanos, pues la acidez de la fruta hace un buen contraste con la cremosidad del queso.
Y, para maridar este postre y apostar por la experimentación, Alhambra Baltic Porter se perfila como la bebida ideal. Se trata de una cerveza en la que se han intensificado los aromas ahumados, a chocolate y café, y se ha suavizado la textura, equilibrando los matices y haciéndola más sedosa en el paladar. Una variedad de Cervezas Alhambra larga y profunda, creada para disfrutar lentamente, como se merece esta tarta de requesón, un postre cremoso con un toque caramelizado que queda resaltado por el amargor suave y moderado y la textura delicada de esta variedad.
Aunque parezca que las tartas de queso son un postre moderno, lo cierto es que son el resultado de una larga tradición repostera que hunde sus raíces en la Antigua Grecia, remontándose las primeras noticias que tenemos de este postre a más de 4000 años hacia atrás.
Fue concretamente en la isla de Samos donde esta tarta se consideraba el alimento ideal para que se llenaran de energía los primeros atletas de los Juegos Olímpicos. La primera receta escrita de pastel de queso, obra de Ateneo, data del año 230 d.C, aunque entonces la receta consistía en triturar queso y calentarlo al fuego mezclado con miel y harina, dejándolo enfriar posteriormente antes de degustarlo. Los romanos perfeccionaron la receta, incluyendo huevos y bautizándola como libuma.
La receta se extendió por toda Europa y se fue modificando según las tradiciones gastronómicas de cada país. Los colonos que emigraron a América la llevaron consigo y allí pasó a ser una de las recetas más famosas de todo el continente.
La receta tradicional de cheesecake se atribuye a un joven alemán llamado Reuben que llegó a Estados Unidos para ser chef. Pero no solo allí la tarta de queso es famosa, en Italia se prepara con queso mascarpone, ricotta y miel, en Grecia se hace con feta o Mizithra; en Alemania, con queso cottage, en Japón se combinan claras de huevo y almidón de maíz, y también podemos encontrar variedades elaboradas con queso azul, o incluso chiles picantes o tofu, entre otros ingredientes.
Vota aquí:
Compartir