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Por María José Amengual
Pocas recetas son más admiradas dentro de nuestra gastronomía que la tortilla de patatas, y aunque no se trata de una elaboración demasiado complicada, sí que es cierto que requiere de cierta maña a la hora de elaborarla. Por eso, esta propuesta es una tortilla vaga que hará las delicias tanto de los poco expertos en la cocina como de los que no quieran complicarse demasiado.
Uno de los secretos para triunfar con esta receta es utilizar una sartén antiadherente, de este modo nos aseguramos que el huevo cuaje perfectamente y no se deshaga al llevarla al plato. Y, para asegurar que el resultado salga igual de bien las siguientes veces que repitamos este plato -porque lo repetiremos seguro-, es suficiente con limpiar la sartén con una servilleta de papel, así aseguramos su antiadherecia por mucho tiempo.
Esta tortilla vaga con jamón ibérico es ideal para compartir en buena compañía. Auguramos momentos especiales a su alrededor, de los que comienzan al mediodía y se alargan en una sobremesa infinita, que se acrecentarán si la acompañamos con una de las variedades de Cervezas Alhambra, como una Alhambra Lager Singular, con suaves notas afrutadas y florales que se incrementan a cada trago.
40 minutos
Fácil
Esta receta de tortilla vaga con jamón ibérico es lo suficientemente completa para no necesitar demasiado acompañamiento, así y todo, una buena hogaza de pan puede ser el complemento perfecto, al igual que una ensalada variada de lechugas o un tomate de la huerta aliñado con aceite de oliva y sal.
Para maridar, acertaremos con una Alhambra Lager Singular, una cerveza de amargor suave, pero con sensación de cuerpo y muy equilibrada y con un sabor excepcional para poder disfrutar en cualquier momento. Esta dorada variedad, brillante y con una espuma cremosa y consistente, deja una persistencia fina, ligeramente dulce y con acabado seco que ayudará a resaltar la cremosidad de la tortilla y el sabor más fuerte de la cebolla y el jamón.
La patata llegó a Europa desde América, pero, a diferencia de otros ingredientes como el cacao, inicialmente no tuvo mucho éxito. A principios del siglo XVII, las patatas se podían comprar en la Plaza Mayor de Madrid, pero estaban poco valoradas culinariamente, aunque fueran útiles para combatir las hambrunas de la época. En realidad, no fue objeto de interés hasta finales del siglo XVIII.
Existen varias teorías sobre el origen de la tortilla de patatas. La más extendida apunta a que el general Tomás de Zumalacárregui la inventó durante el sitio de Bilbao para saciar las penurias del ejército carlista. Otra versión de esta leyenda afirma que la inventó una anónima ama de casa navarra que solo tenía huevos, cebolla y patatas, y acabó haciendo un revuelto con todo ello para el general, al que gustó mucho y por ello la mandó preparar para sus tropas.
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