Con el final de septiembre llega el inicio de una nueva estación. Y, con ella, aparecen en nuestra despensa productos como las castañas, la calabaza o el boniato, dispuestos a mostrarnos su esplendor en cada bocado.
Por Eva Gracia
Una serie de sabores, aromas y sensaciones envuelve a cada estación. Si el invierno sabe a mazapán, la primavera huele a flores y el verano tiene forma de helado, el otoño es de color naranja y esconde un regusto a castañas y calabaza. Esta temporada, en la que nos adentramos con el final de septiembre, es sugerente y sugestiva; es una sinestesia en sí misma.
Porque el otoño suena a pasos sobre la lluvia y a los primeros chisporroteos de chimenea. Huele a bizcocho recién hecho y sabe a setas y a cítricos. Los alimentos, sin duda, son esenciales para describir el espíritu de una estación, pero en un mundo globalizado, el calendario horticultor se desdibuja. ¿Cuáles son los productos que no pueden faltar en una despensa otoñal?
1. Las setas
Alimento de otoño donde los haya, las setas son versátiles y socorridas; perfectas, por ejemplo, para acompañar un guiso de carne que maridar con una Alhambra Reserva Roja, una cerveza intensa, de trago lento y con potencia que, como el propio otoño, al que acompaña incluso cromáticamente, se disfruta con pausa, a sorbos tranquilos.
Las setas pueden dar forma no solo a platos, sino también a planes. Una excursión al monte para coger setas con las que preparar un arroz es una propuesta de ocio alternativa, ideal para entender los ciclos de la naturaleza y hacerlos nuestros, para vivir más pegados al entorno e introduciendo en nuestro día a día una visión de la sostenibilidad que pasa por dar a los alimentos de temporada el protagonismo que merecen.
2. Castañas y boniatos
Quizá la esencia del otoño se podría resumir en el olor de castañas asadas, en la alegría de pasear por la ciudad y respirar por primera vez en la temporada ese aroma. La castaña es, igual que los boniatos, uno de esos alimentos que muestra su esplendor en los meses de octubre, noviembre y diciembre. Alimentos cargados de tradición que, por qué no, también buscan renovarse en la cocina.
Cocinar un brownie de boniato y castañas se perfila como un plan con el que entretenerse en los domingos otoñales. Para redondearlo aún más, bastará con acompañarlo con una cerveza tan singular como esta elaboración, como Alhambra Barrica de Ron Granadino. Con un aroma levemente dulce y notas de coco, frutas pasas y aroma a vainilla, es el acompañamiento que una tarde de otoño pide.
Porque esta cerveza nos habla del tiempo: evoluciona con él, y su proceso de envejecimiento tiene lugar en barricas de roble que vivieron otra vida, que contuvieron ron granadino. ¿Y acaso hay otra estación que nos hable del tiempo tan bien como el otoño, a caballo entre la juventud del verano y la melancolía del invierno?
3. Granada
La fruta con nombre de la ciudad que vio nacer a Cervezas Alhambra es un producto típicamente otoñal que combina tanto con recetas dulces como saladas. Sin ir más lejos, una buena idea es acompañarla con un bacalao ahumado en ensalada o en carpaccio.
En este caso, la textura sedosa del pescado y la explosión de sabor y frescor de la granada harán una estupenda pareja de baile con Alhambra Baltic Porter, una cerveza de color oscuro, casi negro, similar al del chocolate. Una cerveza de cuerpo suave, con un toque ahumado y regusto a frutas pasas que potencia los matices de combinaciones como esta de bacalao y granada, perfecta para transitar como funambulistas por la cuerda que conecta el verano y el otoño.
4. Quesos azules
En sí, los quesos no tienen temporadas, pero es innegable que algunos encajan mejor con una estación u otra. En el caso de los quesos azules, estos encuentran en el otoño su momento para brillar, pues se llevan a las mil maravillas con productos de temporada como la calabaza (se puede potenciar el sabor de una crema con unas migas de roquefort) o los higos, matrimonio de conveniencia para un cabrales o un gorgonzola.
Todos ellos, untuosos y con personalidad, encontrarán en Alhambra Reserva 1925 su maridaje idóneo: una cerveza de consumo fácil, pero no por ello con menos personalidad. Una cerveza concebida para disfrutar la vida a través de los detalles, como esa sorprendente nota de queso azul en una (a priori) anodina crema de calabaza.
Imágenes | Unsplash - Paul Gaudriault, Margarita Zueva, Sébastien Marchand, Ben Mirzaei
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